POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - El viejo olivo
12. DÍAS DE PISTILOS FECUNDOS

© Enrique Alcalá Ortiz



         Los días de sol perpetuo, esplendoroso y sensual nacieron al mismo tiempo que esa brisa renovadora que trae la primavera en sus manos manchadas de clorofila.

         ¡La primavera del olivar! Bella arpa de tronco de olivo viejo con una sola cuerda: la de la alegría vital. Luz que desparrama su líquido fecundo en los vivos y en los muertos. Hasta las piedras se sienten vitalizadas: crecen a empujones para hacerse paso entre la yerba que cubre los terrones de tus pies. (En mi olivar, la primavera entremezcló los colores de la enseña andaluza: el verde de hojas con el blanco de flores de racimo.) Por eso, olivo, como festejo, te cubriste con el vestido de tul albo y adornaste los lóbulos de tus hojas con los pendientes de conchas de ostras. Un lujo. Aquellos que te traje como regalo de una de mis visitas al Mediterráneo. ¿Te acuerdas? Aún eras imberbe en aceitunas. Un naufragio de piratas pareces cuando la primavera te abraza con tus pétalos impolutos de floración. ¡Oh, la bella primavera con su cara almidonada de polen!

         Te tocó la fecundidad en tropel níveo y se apelotonó en los millares de diminutas florecillas. El esplendor de estas mañanas estaba ajetreado mostrando los caminos que llegaban hasta las flores a los insectos dormilones de la maleza, iba de agujero en agujero como una pandereta de piel de cabra cantando fandangos. Nadie se resistía a su encanto. Su euforia fue esparcimiento de fecundidad múltiple en tus flores sin mancha que son el escaparate de la cosecha invernal. ¡Oh, la voluptuosa primavera del cortijo olivarero, y de la campiña olivar! ¡Oh, la sabiduría del pistilo que se alegra con castañuelas de pino y zambomba de alegres pascuas.

         Habría que preguntarte: ¿Por qué te consagras de albino pajizo en tu honesta fecundación? ¿Por qué se te antojaron la suma de colores del espectro? ¿Por qué la poltrona de tu ramal fue hospedería y requiebro para ese aderezo floral? ¿Por qué es un movido y ancestral baile de zambra el ajetreo de tu fecundación?

         ¡Ay, la jovial primavera, cuando pasa por tu lado, olivo, te pone para tu futura maternidad aceitosa una careta blanca amarillenta!