Historia de Priego de Andalucía - Carnavales en Priego
18. CÓMO SE HACÍAN
Diferentes formas de hacer los "rincoros".

                                                                                             

                                                                                                  
© Enrique Alcalá Ortiz

 

         Tres aspectos podemos distinguir además de los vistos­

- La forma del baile.

- Las coplas que se cantaban.

                  - Cuándo se hacían.

 

         La forma del baile era simple y sencilla. Presentaba las siguientes variantes. La primera consistía en enlazar las manos, formar un círculo y dar vueltas con dos ritmos de velocidad, un ritmo de andar despacio y otro de carrera, mientras se entonaban canciones adecuadas con el ritmo de marcha. En otra forma de baile, las personas se ponían en dos filas, que se daban la cara, dejando un espacio entre ellas. Al son de las palmas y el cante, de los que estaban en las filas, una pareja cogida de la mano, subía y bajaba, dando pequeñas carreras alternativas dentro del espacio acotado por las filas. Después de una canción, él o ella, según el turno, volvía a las filas y él/la que se quedaba solo/a cogía entre los cantantes a un/a acompañante para seguir de esta forma durante cierto tiempo. En la tercera forma, las parejas cogidas de la mano hacían arcos, por los que pasaban, también pareja a pareja y cogidos de la mano,  agachados, los otros componentes del rincoro que se iban colocando al final de la formación para que fueran pasando los otros.

         Cada baile iba acompañado de un ritmo musical, y dentro de ese ritmo había cientos de canciones. Unas veces era una persona sola la que entonaba el verso, le respondía el coro con ?olé ya?, y cuando acababa de entonar los versos restantes de esta forma, todo el corro cantaba el estribillo. Después de varias coplas, otro cantante tomaba la alternativa para entonar las canciones. Otras veces era el corro el que cantaba la canción completa.

         Aunque se cantaba en múltiples momentos y ocasiones, los rincoros de la última época se hacían a partir de la celebración de la Candelaria y duraban hasta el miércoles de Ceniza. La juventud se reunía en los anocheceres del frío febrero, y no era raro estar tres o cuatro horas cantando y bailando. Nunca los jóvenes, para cogerse solamente de la mano, con lo que sentían escalofríos, hicieron tanto ejercicio y cantaron a la vez en sus reuniones con tal ímpetu.