Historia de Priego de Andalucía - Esas calles tan llenas de historia
LA LARGA CRUZ DE LA CARRETERA NUEVA. (XII)
Los sucesivos nombres que fue recibiendo la llamada popularmente "Carretera Nueva", hoy calle Ramón y Cajal.

© Enrique Alcalá Ortiz



 

 

    S

obre el kilómetro 43 de la carretera Monturque a Alcalá la Real, situado en la parte norte de la ciudad y que bordeaba a ésta, han incidido varios episodios de nuestra historia local, provincial y nacional. Sobre ese pedazo de carretera -llamada popularmente "Carretera Nueva"- adoquinado en época de la Dictadura, se instalaron un lavadero público, una gasolinera, la cárcel nueva (ya desaparecida), una sub-brigada sanitaria, se compraron terrenos para la construcción de un Instituto de Segunda Enseñanza y se construyó un colegio, que no llegó a inaugurarse, cedido finalmente para sede de la Guardia Civil.

            De todo esto, el proyecto urbanístico que se había programado, casas separadas y rodeadas de jardín era, sin lugar a dudas, lo mejor que en materia de urbanización se ha proyectado en todo el siglo veinte. De él sólo existen unas pocas casas que, se pueden contar con los dedos de la mano, dispersas y ya envejecidas son testimonio mudo de un proyecto no concluido.

                Exhibe hoy el honroso nombre de Ramón y Cajal, (1852-1934), catedrático de Histología de la Universidad de Barcelona y Madrid, que descubrió las leyes que rigen la morfología y conexiones en las células nerviosas en la sustancia gris. En 1906 compartió el Premio Nobel de Medicina con el italiano Golgi. Después de haber pasado por diferentes situaciones políticas, parece

que permanecerá por bastante tiempo más. Esta suele ser la tendencia actual. Me refiero a poner nombres de hombres de ciencia y letrados como título de las calles.

                Pero veamos un poco de historia desde el principio. Con motivo de la inau­guración de las recién iniciadas obras de la primera red de distribución de aguas potables, alcantarillado y pavimentación, llegaron a Priego el 3 de julio de 1927, autoridades cordobesas, varios alcaldes de la provincia y el gober­nador civil de Sevilla, don José Cruz Conde[1]. Este había prestado una valiosa ayuda al Sr. Alcalde -gracias a su íntima amistad y afinidades políti­cas- para la realización de las obras que se inauguraban. Nos lo cuenta el libro de actas del 6 de noviembre de 1926: (...) "Que en atención al valiosísi­mo concurso que en este proyecto y en todo ha prestado y viene prestando el Excmo. Sr. Don José Cruz Conde se designaba, en testimonio de gratitud y positivo merecimiento la nueva calle de cuya urbanización se trata, con el nombre de "José Cruz Conde", colocando la plaza que así lo exprese en ambos extremos de la vía (...)". De esta forma, termina, se muestra agradeci­miento "hacia el hombre justo, bueno y de generosidad inagotable para todo lo que pueda afectar a este hermosísimo lugar de la provincia de Córdoba".

                El día más arriba indicado, con la asistencia de todos los protagonistas, por la tarde, después de haber celebrado, por la mañana, una sesión extraordina­ria de homenajes, se efectuó "el descubrimiento de las pilastras de estilo sevillano -ladrillo rojo y azulejos-, en las que campeaba el nombre José Cruz Conde, dado a la nueva calle proyectada por el Ayuntamiento[2]. Menos de tres años de existencia tuvieron, y no por defecto de fabricación, las pilastras. Oficialmente, el nombre de la calle duró algo más.

                A la llegada del general Berenguer al poder, mediante decreto se ordenó que constituyesen los Ayuntamientos con los concejales que con anterioridad al año 1923, por medio de sufragio, habían desempeñado el cargo. El Ayunta­miento que se formó presidido por José María Ruiz Torres Hurtado tomó posesión el 26 de febrero de 1930, y estuvo compuesto por la mayoría de nice­tistas que ya se habían declarado republicanos. "Pero no habían pasado dos horas -nos cuenta el Sr. Valverde- cuando un grupo de energúmenos, a ciencia y paciencia de la nueva autoridad mutilaba bárbaramente las dos artísticas pilastras que ostentaban el nombre "José Cruz Conde" dado a la calle que, como eje del proyectado ensanche urbano, había abierto el Ayunta­miento en 1927"[3].

                Después de la fracasada intentona golpista encabezada por don Niceto Alcalá Zamora, en el mes de diciembre de 1930, fueron encarcelados él y parte de los más directos responsables, entre ellos el socialista Largo Caballero. En la cárcel tuvieron asechanzas de todo tipo, principalmente por el grupo reac­cionario llamado "legión" que habría de ser el germen de la "Falange". El más importante de estos hechos ocurrió en la madrugada del 21 de febrero de 1930. El Sr. Valverde Castilla minimiza en su libro[4] el suceso, para a continuación mostrar de forma exagerada la reacción del Ayuntamiento nicetista. Sin embargo el hecho sí tuvo importancia para el protagonista cuya vida estuvo en peligro: "Fue el plan mucho más hábil. Tan pronto se cons­tituyó el gobierno Aznar, el último que iba a tener la monarquía, y celebró su primer consejo, fui despertado a altas horas de la madrugada para levantarme y bajar al teléfono, donde me esperaba con mucha urgencia un señor que no daba su nombre. Me extrañó tanta facilidad para la llamada de un desconoci­do, cuando jamás en todo el tiempo que llevaba de cárcel se me había permi­tido, ni tampoco a los demás, tener conversación alguna por aquel medio con la familia. Encargué dijesen que no bajaba y que ya de día me avisara quien fuese. A poco volvió el vigilante ya con la orden, no la invitación, de que me levantase, pues el desconocido se había transformado en la presidencia del consejo de ministros, que necesitaba hablarme con inaplazable urgencia. Me levanté y se me encargó que me subiese mucho el cuello del abrigo, pues en vez de hablar desde el teléfono del puesto central, o clavillo del célebre abanico donde se juntan las galerías de la cárcel Modelo, tendría que salir al cuerpo exterior separado de aquella y sito en la fachada de la calle principal. Al rumor de estas conversaciones sostenidas a través de una puerta y en medio del doble silencio de la prisión y de la noche, interrumpióse en la celda E de la misma galería el sueño ligero y receloso de viejo cauto de Largo Caballero. Levantóse al par que yo y con curiosidad avivada bajó a acompañarme. Su presencia junto a mí sorprendió y desconcertó en el puesto central de mando nocturno. Todo fueron titubeos balbuceantes y explicaciones incoherentes. Ya no los contestaba la presidencia del consejo, a la que aparentaban llamar desde aquel mismo teléfono, aún como a mí se me había dicho que éste no funcionaba y había que salir al exterior. Fue inútil recordar que en la presi­dencia hay siempre un funcionario de servicio permanente y también turno de guardia para el teléfono entre los telegrafistas. El plan quedó frustrado"[5]. Después se demostró que el oficial de guardia había creado un plan para cuando don Niceto saliese por el patio, los guardias, que no estaban avisados, disparasen sobre él, según se comprobó con el expediente instruido.

                Enterados en Priego, es natural que, con las pasiones y ánimos exaltados, en sesión del siete de marzo de 1931, siendo Alcalde don Víctor Rubio Cháva­rri, se expresara la gratitud que había en el vecindario por Largo Caballero. Y "para expresar esta gratitud inseparable de aquel incidente, proponía que la calle en construcción, que el Ayuntamiento de la Dictadura denominó de "José Cruz Conde", se le dé el nombre de "Largo Caballero", agregando en el plano inferior la siguiente inscripción "Madrugada del 20-2-1931. Grati­tud".

                La solemne inauguración del nuevo nombre "Largo Caballero" -junto al de "Pablo Iglesias"- se efectuó el día 2 de septiembre de 1931.

            Pero esta historia no cesa aquí, continúa tres años más tarde, cuando termina la amistad de Largo Caballero y Alcalá-Zamora, después de aquella famosa frase que pronunció Largo Caballero: "¿Libertad?, ¿para qué?", y el carácter ascendentemente revolucionario de los socialistas. El Presidente no encarga a Largo Caballero la formación del nuevo gobierno en 1933. Esto lo consideró Largo Caballero como un agravio personal[6]. Desde entonces los ataques de éste no cesarían, sin interrupción, hasta la caída del Presidente.

                El Ayuntamiento de Priego -caja de resonancia de un diapasón- el 15 de noviembre de 1934, expresa así el hecho anterior, más solapadamente impo­sible, y a propuesta del concejal don Antonio de la Rosa Pino: "Que debiendo es­te Municipio rendir homenaje a la memoria del gran sabio español don Santiago Ramón y Cajal, y atendiendo el que suscribe a las indicaciones del Cuerpo Médico y a la de gran número de vecinos, admiradores todos, del gran hombre de ciencia desaparecido, y más que todo a la gratitud que la humanidad entera debe a sabio tan insigne". Se propone, a continuación, que por estar instalado el centro de Profilaxis e Higiene Social, y que en su día se construirá el ins­tituto de Segunda Enseñanza, la calle del nuevo nombre debe ser la que lleva el de "Largo Caballero". Después de esto, Largo Caballero, durante la contien­da civil, fue ministro de la Guerra y Jefe del Gobierno republicano.

                Con la "cruz larga" de la Carretera Nueva terminó Ramón y Cajal. Hasta hoy.



[1] Valverde Castilla, J. T., ídem. pág. 46 y 47.

[2] Idem, idem.

[3] Idem, pág. 80.

[4] Ídem, págs. 84 y 85.

[5] Alcalá-Zamora, Niceto, ob. ct. págs 1 56 y 157.

[6] Ídem, pág. 524.