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1869
CRIMEN.- El miércoles fueron sorprendidas varias personas que custodiaban en un carruaje diez mil duros que se remesaban de Priego a Córdoba. Parece que los agresores eran doce o catorce que sujetaron a los conductores con cuerdas, causándoles varias contusiones y llevándose el dinero. Estos escandalosos hechos se repiten con dolorosa frecuencia, y es necesario que cada cual en su esfera, reclame para nuestros caminos y nuestros campos la seguridad que necesitan. (Diario de Córdoba, 1869).
1870
?CRIMEN.- En Priego se ha formado causa contra Francisco Fernández, conocido por Pichorra, que parece que ha sido habido por muerte y robo a José González Alba, de aquella vecindad?. (Diario de Córdoba, 1870).
1872
?CARNE FRESCA.- El Juzgado de Priego llama por edictos a Francisco López Marín, contra el que se procede por hurto de cerdos a Vicente Pío Ortega de aquel domicilio?. (Diario de Córdoba, 1872).
?NO SALIÓ
1874
?PEINES.- El Juzgado Municipal de Priego llama por edictos a uno conocido por Naranjo y a otro llamado Papá, contra los que se procede por hurto de leña?. (Diario de Córdoba, 1874).
1878
?EDICTO.- Por el Juzgado de Priego, se llama a Manuel de
1881
?EDICTO.- El Juzgado de Priego llama por edicto a Antonio Robles Alcayde, vecino de Linares, y contra el que se ha procedido por hurto?. (Diario de Córdoba, 1881).
?EDICTO.- El Juzgado de Priego llama a Antonio Cesáreo Córdoba Jiménez, conocido por Corducho, contra el que se procede por hurto?. (Diario de Córdoba, 1881).
1884
Carlos Valverde López nos cuenta en sus Memorias Íntimas y Populares que en el año 1884, seguía sucediendo algo parecido en Priego, puesto que las circunstancias continuaban en los mismos términos de inmovilidad social. El cambio más significativo se experimentó en las farolas públicas que habían cambiado el aceite por el petróleo.
Nos cuenta que un ladrón conocido por el apodo de el Sordo de Rute, hacía frecuentes paradas e incursiones en la dehesa de Vechiras, a la razón arrendada por Julián Valverde y un familiar suyo sacerdote. Queriendo hacer una extorsión, el Sordo, a través de un zagal de la finca llamado Antonio Navas Zamorano, envía una carta en la que pedía 4.000 reales o en caso de negativa causaría daños a la finca. El pastor se ofrece para matar al Sordo y para este fin, aparte de la suma solicitada, cuando se encuentra con el bandolero en la cueva que habitaba, empuñó un arma de fuego que le habían proporcionado, y, "mientras el Sordo, cegado por la codicia, vertía el dinero para contarlo, el zagal que llevaba la pistola oculta bajo el capote, le disparó un tiro a quemarropa y lo dejó muerto"[1]. La historia tuvo un epílogo triste para Navas Zamorano, pues un día que vino a Priego y pasaba por la calle Herreros (Antonio de
1885
?CRIMEN.- Una de estas noches fueron sorprendidos en Fuente-Tójar el facultativo don Antonio Giménez y un sacerdote que lo acompañaba, por dos hombres con pistolas, que les robaron los relojes y 2.000 reales. Al poco rato fueron detenidos los criminales?. (Diario de Córdoba, 1885).
1886
?CRIMEN. PRIEGO.- En una correspondencia que desde dicha población dirige a nuestro colega madrileño "El Liberal", se dice que va a ser trasladado el juez de instrucción de aquel partido, y que la noticia ha producido disgusto en toda la comarca. Según el corresponsal, en los primeros días de corriente, una misteriosa sociedad de ladrones, cuyo asiento principal estaba en Carcabuey, resolvió matar y mató, por infidelidad a uno de sus miembros, llamado Juan Antonio Zafra, ejecutando el asesinato de noche, en despoblado y con tal ensañamiento, que la víctima recibió dos tiros y veintitrés puñaladas. A las activas gestiones de juez señor García Cebadera, se debe que todos los bandidos y asesinos se hallen hoy presos, confesos y convictos. Tan importante servicio, dice, merecía recompensa, que parece ha obtenido aquel celoso funcionario con el ascenso inmediato. Pero, prudente será que el señor Alonso Martínez, para reemplazarlo, no se detenga en exigencias de localidad, y nombre a persona que sea una garantía en medio de la perturbación moral que trabaja a aquellos pueblos, por efecto de los enconos personales y las luchas de bandería?. (Diario de Córdoba, 1886).
[1] Valverde, etc., año 1884.