CANCIONERO POPULAR DE PRIEGO DE CÓRDOBA - Los malos tratos
10. VIOLENCIA RELIGIOSA
Pelearse con los santos.

© Enrique Alcalá Ortiz



En un pueblo con un elevado sentido de la práctica religiosa, necesariamente debía haber coplas donde Dios, los santos o los misterios de la religión se mezclaran con la violencia.

         La exageración de este mozo ante el panorama de guardar muchas suegras se convierte en juramento con la invocación del nombre de Dios.

 

Una maná de suegras

me dan que guarde,

y por Dios que las mato

aunque las pague.

 

         En la copla que empieza por ?San Antonio bendito/ cómprame un novio...?  y otras de su estilo se sigue el fervor hacia este santo que tiene la supuesta potestad de arreglar amores a las mocitas y hacer lo indecible en su condición de santo por buscar novio a las solteras. Se explica, pues, que las mozas le tuvieran una particular devoción. En Priego hay imágenes de este milagroso franciscano de origen portugués, por todas las iglesias. En el popular barrio de la villa, aún hoy el encanto de su mejor plazuela, lleva el nombre de ?San Antonio? y precisamente allí era uno de los lugares del pueblo donde los jóvenes hacían los ?rincoros?.

         Se explica, pues, y casi se le puede perdonar a una moza que cansada de rogarle al santo, al no obtener el novio solicitado, se liara a palos con la imagen de San Antonio con tanta furia hasta que la dejó desecha.

 

Yo tenía, yo tenía,

yo tenía, y lo diré...,

un san Antonio en mi cuarto

y a palos lo desarmé.

 

         Mucho más sutil y filosófica es la pregunta de este mozo:

 

Estando en gracia de Dios,

maté a mi mujer de un palo;

si ésta es la gracia de Dios,

¿cuál será la del diablo?

 

         Que las personas estén a la greña ya es un hecho a resaltar, pero que lo santos se líen a palos, no deja de ser una exageración para reírse. En el cielo no hay más violencia catalogada que la que tuvieron los ángeles que finalmente fueron arrojados al averno.

         He aquí a San Antón y San Roque, tan amantes de los animales, empleándolos como objeto y sujeto de sus peleas, iniciada  por motivos tan disparatados por el hecho de ser viejo:

 

San Antón como era viejo

le pegó a san Roque un palo;

san Roque le azuzó el perro

y cortó al cochino el rabo.

 

         No faltan aquellas donde sacerdotes y frailes son objeto de burlas en las coplas del pueblo que de alguna forma se libera de la continua presión que el estamento eclesiástico ejercía continuamente sobre su vivir diario.

         Por comer tanto el cura, tiene la barriga rota, hay que buscar una solución y nunca más fácil que dándole palos:

 

-El cura de la bellota

tiene la barriga rota.

 

-¿Con qué se la curaremos?

-Con un palo que le demos.

 

-¿Dónde está ese palo?

-La lumbre lo ha quemado.

 

-¿Dónde está la lumbre?

- El agua la ha apagado.

 

-¿Dónde está el agua?

- El río se la ha llevado.

 

-¿Dónde está el río?

- El mar se lo ha tragado.

 

-El cura de la bellota

tiene la barriga rota.

 

-¿Con qué se la curaremos?

-Con un palo que le demos.