POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - A ritmo de muecas
22. UNA DAIFA ASUMIDA

© Enrique Alcalá Ortiz



Te hicieron parir de risa

sin haber tenido placeres de coito.

 

Iglesias de campanario

conjugaron con tu blasfemia

‑para ti verdad‑

sermón de excomuniones

que pusieron en la entrada

de los templos

para que sirviera de aviso

y escarmiento

a los ángeles buenos

que traspasan las puertas

de sus santuarios consagrados.

 

Tu irreverencia plebeya

les asustó de tal modo

que hicieron de ti

una homilía

en la que convocaban

cruzadas de expurgo y desenfreno.

Sus hijos se llegaban

a sus sacristías enlutadas

y apenas tenían fuerzas

para levantar el aldabón de los misterios

que escondidos, por siglos,

habían aparcado en la indiferencia.

 

Tu verdad,

‑su blasfemia‑

les asustó de tal forma

que en concilios de espanto

ponen en el índice

los anatemas

con los que defienden su fracaso.

 

Tú ni siquiera sabes

qué eres,

pues apenas iniciaste el pensamiento,

y ya ellos se esconden

en su fortaleza

porque saben que tu esencia

los deformaría.

 

Por eso, otra vez si pares

que sea de espanto

entre las lágrimas de tu impotencia.

Esto lo soportarían

hasta con impudicia.

Y no sería escandaloso.