© Enrique Alcalá Ortiz

         Después de esta eclosión de conciertos y actuaciones la Coral, sin dejar de ensayar y actuar en las celebraciones y fiestas de Priego, tanto civiles como religiosas, entra en un período de descanso concertista. Durante los años 1987, 1988, 1989 y 1990, se participa sólo una vez en Córdoba y otra en Doña Mencía. Muchos años y pocas salidas. En 1987 no tenemos constancia de ningún concierto, excepción hecha de las funciones de los domingos de mayo. Así por ejemplo, en la Soledad, cantan la ya acostumbrada misa pontifical de Perossi el domingo. En días anteriores, ya habían actuado también en esta cofradía la coral de la Fundación Mármol y la Coral Polifónica de Cámara Virgen del Carmen. Pero donde se vuelca el director de la Coral prieguense es en las fiestas de la Columna. Para el sábado se prepara la actuación de los Niños cantores de la catedral de Guadix y acompañado con Antonio López, de nuevo Carlos Hacar, cantó dos fragmentos de sendas cantatas de Bach. En el domingo la Coral cantó la misa de Gómez Navarro, estando al órgano Juan Hurtado y el tenor Pedro Lavirgen cantó magistralmente el aria de Jesús en la Columna. Tras la función Carlos Hacar, Pedro Lavirgen y Antonio López recibieron el título de Hermanos Honorarios de la Cofradía de la Columna. Al año siguiente actuará de nuevo Carlos Hacar, a quien acompañan Sergio de Salas y Juan Luque.        

         Estas horas de siesta parcial se interrumpen después de los días feriales de 1988, cuando a finales de septiembre se participa en la ?Tercera Semana Lírica Cordobesa? celebrada en el Gran Teatro, a cargo de la compañía lírica de Miguel de Alonso y en homenajes al célebre compositor Francisco Alonso y al empresario José de Luna. La Coral hace el coro en la zarzuela El cantar del arriero que estuvo protagonizada por el barítono Tomás Álvarez y el tenor ya citado Miguel de Alonso. Según las crónicas ?La Coral dio en ambas funciones una excelente imagen por lo que fue muy aplaudida por el público asistente y elogiada por la crítica que destacó al grupo de Priego como una de las mejores corales que en el ciclo de zarzuela habían pasado por el Gran Teatro de Córdoba?.

         En este año se participa también en el IX Festival de Villancicos.

         El año 1989 se muestra calmado, en el aspecto concertístico, mientras que los dirigentes van a entrar en un período de crisis.

         Será en 1990 cuando el presidente José Gutiérrez López deja el cargo y el director se lo propone a su buen amigo Francisco Durán Alcalá, que ejerce de Concejal de Cultura desde el año 1983 y quien había ayudado a la Coral y a su director proyectando conciertos. 

         Las actuaciones en las funciones cofradieras en mayo de 1990 serán las últimas ocasiones en las que actúa Antonio López Serrano como director de la Coral. Por diferentes razones dejó el cargo que con tanto celo había desempeñado.

         El primer director de la Coral dejaba atrás una estela brillante y kilométrica. En diez años de trabajo había conseguido casi sacar agua de un pozo seco, es decir, dar conciertos con aficionados, con calidad de profesionales. El nombre de Priego a través de esta importante actividad cultural, había sido llevado con honra y prestigio.

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