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01.18. SOGAS DE ESPARTO

 




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Historia de Priego de Andalucía - La obra pía del abad Palomino

1. TRATADO DE EXTRADICIÓN ENTRE PRIEGO Y ALCALÁ DE BENZAYDE

Primer documento de la relación de Priego de Córdoba con Alcalá la Real (Jaén)

 

 



© Enrique Alcalá Ortiz

 

 

         La corta distancia que nos une y separa de Alcalá la Real escasamente treinta kilómetros, se hace en extremo larga, debido al trazado sinuoso, estrecho, en espiral, de su carretera. El semoviente medieval hizo una vereda perfecta de acceso en estos parajes montañosos y quebrados, llenos de olivos cenicientos y cortijos blancos. Aunque el camino, por la gran cantidad de restos ibéricos hallados en sus contornos (Cerro de la Cruz, Almedinilla), podría tener y tiene un trazado, si no paleolítico, sí neolítico, por lo menos. Conservada esta carretera como monumento, nos serviría de testigo y prueba material del trabajo de los ingenieros de una época remota en el que podría­mos admirar que cuando se hacen bien las cosas duran siglos.

         Para ir a Córdoba tenemos dos direcciones: Cabra, Baena; pero para Granada, la segunda ciudad más visitada por los priegueños, sólo podemos tomar esta reliquia arqueológica, comparable en curvas voluptuosas con la carretera de Loja.

            Cuando se cabalga en coche por esta senda mareante, después de innumera­bles vueltas de ovillo de lana, y se ha dejado ya atrás Almedinilla, la escondi­da, aparece de una manera súbita, en una recta de desahogo, la imponente mole de una cresta de gallo montañosa, coronada por una muralla de piedra ocre-amarillenta-grisácea, y sobre ella como un diamante de contraste, la ruinosa torre, mas erguida y recia, de lo que fue antaño sede y centro del poder religioso y social más importante de la comarca: la Alcazaba o Castillo de la Mota, y encerradas en sus murallas la Iglesia Mayor de Santa María, y una muestra de arquitectura urbana hispanoárabe, gótica y renacentista, pruebas pétreas de un activo y glorioso pasado de la antigua ciudad de Alcalá la Real.

            Hoy el acceso en automóvil es posible. Después de una empinada cuesta, se llega, a través de la Puerta de Santiago a una gran explanada, justo enfrente de la Iglesia Mayor, donde estaba situado el cementerio de la ciudad. En un ligero paseo se contempla la Puerta de las Lanzas, lugar de reunión de las mili­cias alcalaínas; el alhorí, depósito de trigo; la Torre de la Imagen, camino de entrada a la plaza; el Albaicín, trozo de camino entre murallas de acceso a la ciudad; el Arco del Peso de la Harina, que da paso a la Plaza Alta, frente a la fachada meridional de la Iglesia Mayor Abacial, es decir, los importantes y bellísimos restos del edificio renacentista. Junto al claustro, se halla la Capilla del Deán, y adosado a la cabecera de la iglesia: el Ayuntamiento o Casas de Cabildo. Todo este conjunto, y los restos de la ciudad antigua, estaba fuertemente guardado por las Torres del Homenaje, la del Pendón, de la Vela, Mocha, de la Cárcel y la llamada de la Justicia. Formando una imponente mole amurallada que, aprovechando la superficie peñascosa, abrupta y escarpada del cerro, convertía a esta fortaleza-ciudad en un objeto verdadera­mente inexpugnable. Lo que explica que permaneciera en manos castellanas desde el día 15 de agosto de 1341, fecha en que fue conquistada por Alfonso XI[1].

 

            El primer documento escrito en castellano de una relación entre Alcalá de Benzayde -así se llamaba Alcalá la Real- y Priego data del 21 de abril, jueves, del año 1345. En el río Caicena (Almedinilla), entonces en el término de Priego, se reúnen los Concejos de ambas villas presididos por sus alcaldes: Johan Alffonso Carriello, de Priego y Gomes García de Sotomayor, de Alcalá El objeto es firmar un Pacto de Hermandad entre los alcaides y los concejos de ambas villas, "en tal manera que si alguno o algunos de los vesinos e moradores de la dicha villa de Alcalá de Benpaide e de su término firiere o matare o rovare o fisiese otros maleficios algunos o deudas que devan o en otra manera, qualquier que haya fecho algunas destas e otros maleficios e deudas en la villa de la dicha villa de Alcalá e de su término e se viniere aquí a la dicha villa de Priego por se amparar de no faser derecho de pagar los maleficios que ayan fechos e por no pagar las deudas que devan, que yo el dicho Johan Alffonso, con el dicho concejo de Priego, veyendo recabdo Cierto del dicho Gomez García, alcayde de Alcalá, o del concejo e de los alcalldes de ay, todos en uno, que vos entreguemos e vos demos los omme o ommes que aquí acaespieren por se deffender e por non faser derecho de sien rasón destos maleficios o en otra manera qualquier. E para los así complir e guardar, yo el dicho Johan Alffonso, con el dicho concejo, (asemos a la villa de Priego aldea de la villa de Alcalá en esta rasón ".

            De esta forma ambas villas firman un tratado de extradición para defender­se de los malhechores y ladrones. Para eso, en este punto, Priego renuncia a su propia jurisdicción, y subordina su autonomía y su individualismo al mejor orden de la comarca[2].

            Esta hermandad entre villas o ciudades colindantes está dentro del marco de lo que se llamó Hermandad Vieja, cuyos fines eran la persecución y captura de delincuentes. Fue regulado su ordenamiento por Pedro 1 en las Cortes de Valladolid y reorganizadas por Juan 1 en las Cortes de Segovia de 1386, para su aplicación en todo su reino. Finalmente, los Reyes Católicos la transforma­ron en la Santa Hermandad, -germen de lo que después sería la Guardia Civil- dándole un carácter de verdadero cuerpo policial.

            No obstante esta relación política -prueba ya de una depurada madurez social en las postrimerías de la Edad Media- no fue la más importante de las que existieron entre las villas de Alcalá y Priego. Estas estuvieron unidas por un fuerte lazo, dentro de una poderosa e influyente organización eclesiástica.



[1] JUAN Y LOVERA, Carmen: Alcalá la Real, Guía de la Ciudad y sus monumentos, Edición de Esclavitud del Señor de la Humildad y Nuestra Señora de los Dolores. Alcalá la Real, 1984.

[2] JUAN Y LOVERA, Carmen: Hermandad entre Alcalá la Real y Priego (1345). Boletín del Ins­tituto de Estudios Giennenses.

 





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