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09.14. ARCHIVO FOTOGRÁFICO EN PAPEL DE LA "ASOCIACIÓN CULTURAL ADARVE". (Tomo III)

 




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desde el 1 de mayo 2007
Historia de Priego de Andalucía - Temas variados

LA VILLA DE PRIEGO A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

Resumen de la estadística del Diccionario de Pascual Madoz. Un paseo por el Priego de mediados del siglo XIX.

                           Enrique Alcalá Ortiz



                            

A mediados de la centuria pasada al nombre de "Priego" todavía no se la había añadido el topónimo "de Córdoba" como lo hacemos modernamente, lucía simple y sencillo como la villa tranquila que era, situada al sur de la provincia, perteneciente a la Audiencia Territorial y Capitanía General de Sevilla y a la Abadía de Alcalá la Real, habían de pasar más de tres décadas para que nos concedieran en tiempos de Alfonso XII el título de "ciudad", apelativo que orgullosamente se escribe en las actas del Casino y Capitulares desde el mismo día de la concesión de tan estimable diploma, y otras cuatro más para que nos distinguieran con el título de "Excelentísimo" en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera. 

 

Como partido judicial, comprendía los Ayuntamientos de Carcabuey y los recientemente emancipados de Almedinilla, Castil de Campos y Fuente Tójar. El juez de primera instancia se las tuvo que ver en un año con 53 penados, de los que 49 eran hombres y 4 mujeres; de ellos, sabían leer y escribir 17 y de los 36 restantes se ignoraban su instrucción. Se cometieron 26 delitos de homicidio y de heridas, con arma blanca, de fuego o instrumentos contundentes. Los reos se hacinaban en un estrecho y lóbrego edificio sin concluir, destinado en principio para Ayuntamiento, situado en el llamado Altillo de la Cárcel, cuyas obras se iniciaron con el siglo pero que se tuvieron que paralizar con motivo de la invasión de las tropas francesas, y que continuaba sin concluir por la disminución del caudal procomunal que ascendía a 86.000 reales. Si en alguna ocasión alguno de estos desgraciados se evadían de la prisión, buscando sus horizontes de grandeza particulares, su caballería no podría transitar nada más que por caminos de herradura para ir a Córdoba o Granada, ya que el único habilitado para carruajes con dirección a Alcaudete estaba por algunos trozos tan intransitable que mejor era no usarlo. Por Baena nos llegaba la correspondencia tres días a la semana


Las 13.464 almas de nuestra población podían pasear por sus 75 calles casi todas empedradas y las del centro se daban el lujo de estar arrecifadas, y moraban con sus cuerpos dentro de una cifra que sobrepasaba las 1600 casas, de las que unas 270 contaban con planta baja, primera y segunda, poseyendo el resto una planta menos. Sin grandes ostentaciones en sus fachadas, en el interior de más de 300 solía haber una fuente de agua, elemento con el que siempre hemos contado en cantidades abundantes; en las casas principales, como señal de distinción y poderío, incluso había dos y tres fuentes siempre manando. Y esto era así porque sabiamente el poblamiento fue ocupando la rampa suave situada al sur de la Fuente Rey con objeto de aprovechar sus frescas aguas y los nacimientos menores que existían dentro del casco urbano. Como complemento, repartidas por toda la villa había 14 fuentes públicas de las que se abastecían los pobres y los muchos animales que hacían vida en común con los vecinos. Al norte de la citada fuente donde empieza ya el monte, apenas se prolongaba la calle Málaga unas pocas construcciones más arriba del Santo Cristo, de la misma forma que las callejas que forman el barrio alrededor de la calle Loja porque tenían su propio manantial; la calle "Obispo Pérez Muñoz", entonces llamada "Fuente del Rey", terminaba donde comienzan las actuales escaleras, estando el Caminillo totalmente despoblado, apto para el cultivo de secano y el paseo de animales vagabundos. Con una sola hilera de casas de la calle Virgen de la Cabeza, la mayor de nuestras ermitas y la más antigua dedicada a San Sebastián o Virgen de la Cabeza, se encontraba totalmente aislada, de la que partía un camino que subía al Calvario donde se levantaba en plan anacoreta la pequeña ermita del Santo Rostro. Otra ermita, la de San Marcos, en el camino de Carcabuey, junto a unas pocas casas, marcaba límites urbanos en el oeste, poniendo fin a una calle San Marcos con algunos tramos sin edificar, terminando sus edificios bastante antes de donde hoy se levanta la moderna iglesia de la Trinidad; la calle Ramón y Cajal era todavía un sueño en el mapa. El llamado "Barrio de la Huerta Palacio", agrupado alrededor de la blanca y pequeña ermita de Belén, situado al norte y en la parte baja de la meseta donde se asienta la ciudad, se componía de escasas calles, terminando la de San Luis, En medio Belén y Molinos antes de llegar al ya desaparecido barrio de las "Casas Baratas"; distinguiéndose por la intensa actividad fabril, derivada de la agricultura, consistente en molinos de pan, harineros y fábricas de curtidos que hacían la competencia a los instalados en la parte baja de la Puerta de Granada, llegando a tener Priego un total de 30 molinos harineros, 27 de aceite, un batán sin uso, dos fábricas de curtidos y dos alfarerías. Más al norte, ya en campo abierto, al comienzo del actual camino del cementerio, entonces llamado "Camino de la Sagrilla", se levantaba el Caserón de Alcántara y unos metros más allá, en la parte derecha, antes de la "Fuente del Cementerio", nos encontramos la ermita de San Luis con un cementerio, pequeño y mal construido en estado ruinoso, a pesar de lo cual durante más de treinta años se habría de usar, así como los enterramientos en las iglesias, hasta que se construyó el actual del Santo Cristo. Muchos de nuestros difuntos habían padecido los dolores e inflamaciones del reuma, y del bocio, aumento de la glándula tiroidea que produce hinchazón del cuello, endémico en regiones montañosas y en Priego.

 

Como todavía no había aparecido la fiebre urbana que nos planta cemento gris, allí donde debería haber trébol enano y laurel espigado, dentro del espacio construido para viviendas, existían verdaderos parques privados o bien zonas sin edificios. Siendo numerosos, por citar algunos, los que habían entre la calle Río y Málaga, calle Río y Herreros, Málaga y Loja, San Marcos y Magistral Romero Mengíbar, Puertas Nuevas y Santa Teresa, Carrera de Álvarez e Isabel la Católica o en la entrada del Paseo de Colombia, después de la casa donde nació Álvarez Cubero. Para el servicio público, se contaba con el paseo del Adarve, mal acondicionado y con una calle de álamos y si bien el actual paseo de Colombia había sido desmontado a punta de pico y escardilla, la llanura resultante, por falta de reales, estaba dedicada a huerto; además, teníamos la Fuentes del Rey ya citada con un paseo de álamos colocados sin ton ni son, luciendo hechuras nuevas desde principios de siglo.


Sin la plaza de toros construida, se levantaría en 1892, contábamos con algunos edificios monumentales ya desaparecidos para nuestra desgracia, por una u otra circunstancia. A las citadas ermitas de San Marcos, San Luis, Virgen de la Cabeza, tenemos que unir la escuela de Cristo, dedicada a la Virgen de las Angustias y situada en una nave de la desaparecida iglesia de Santiago; Nuestra Señora del Rosario muy cerca de la anterior y ya en desuso; la iglesia de San Antonio y convento de monjas de Santa Clara que si bien fue el último de los conventos desamortizados, se derribó y en su lugar disfrutamos hoy del Paseíllo y Palacio Municipal. Por este tiempo, el convento era un edificio en uso y grande, "las celdas son un conjunto de casitas formando una calle y plazuela que ocupa el centro, en las que viven las religiosas y sus sirvientas con independencia las unas de las otras". En la Plaza del Corso del Palenque teníamos el edificio del Pósito que databa del año 1576 fundado por el ayuntamiento, cuya fachada presentaba dos galerías de arcos sostenidos por pilastras y columnas con el terreno en rampa para poder subir al piso de arriba con los granos sin necesidad de transportarlo a cuestas. A sus espaldas, estaba el teatro, llamado "Principal" construido por una sociedad de 35 comerciantes y hacendados y si bien, su fachada no era muy monumental, en su interior lucía una decoración adecuada, una capacidad de 182 lunetas y tres galerías con 16 palcos. El Pósito fue derribado en la época republicana y en su lugar se construyó un colegio también derribado hoy día. El Teatro Principal, adaptado posteriormente para cine, se compraría hace unas décadas por parte del Ayuntamiento para posteriormente derribarlo y construir una plaza pública dedicada al aparcamiento de coches.

 

La beneficencia pública creó en 1804 la casa de expósitos donde se recogían unos 70 al año, contaba con varias fincas que fueron vendidas para poner su capital a censo, además de varios censos que fueron desapareciendo, hasta que en 1842, la junta de Beneficencia se hizo cargo de la institución mejorando las condiciones de aquellos desgraciados; al igual que el hospital perteneciente a la orden de San Juan de Dios, ya desamortizado, la citada junta en 1836 se hizo cargo aumentando las camas a 16, lo dotó con toda clase de utensilios modernos y nombró los cargos de administrador, enfermero, tres criadas, médico, cirujano y capellán. A esta beneficencia oficial, se unía la fundación de Julián Rodríguez Rey, consistente en una casa situada en el Llano adosada a la muralla del castillo, donde tenían acogida unas 30 ó 40 mujeres todas viudas o huérfanas.


Además del hospital de San Juan de Dios, cuya capilla estaba dedicada a San Onofre, ya desamortizado, también habían experimentado esta circunstancia el convento de franciscos observantes cuyo edificio se dedicaba a una alfarería particular y el de descalzos o alcantarinos de San Pedro donde estaba establecida la escuela normal con dos maestros dotados con 2.750 reales cada uno, y otra escuela con un maestro aprobado que cuidaban de más de 200 alumnos. Da pavor los que había por clase y la calidad de enseñanza que podían ofrecer estos pioneros del magisterio nacional. La enseñanza se completaba con la escuela para unas 400 niñas pobres que existía en el beaterio fundado por María Josefa del Mármol, con capilla dedicada a la Virgen de la Angustias, estando regido por el ayuntamiento, excepto el nombramiento de la monja rectora y del administrador. A ellas, se le añadían tres escuelas de señoras a la que concurrían unas 70 discípulas. El cuidado espiritual se efectuaba en la parroquial única instalada en la iglesia de la Asunción, dotada con 4 beneficiados y 8 sirvientes. A las iglesias, conventos, beaterios y ermitas citados, se unían la ermita del Carmen y la de San Antón o de las Mercedes, con su fachada ya sin concluir.        

 

De sus productos e industrias, eminentemente agrícolas, se destacaban los granos, aceite de gran calidad y vino; de sus frutas, los peros que tan merecida fama tenían ganada y el zumaque. A la explotación y cría del ganado sacrificado en nuestra Carnicerías, se unían la caza de liebres y perdices, y la pesca de anguilas y algunas especies de peces, incluso lobos se cazaban por los parajes de la Tiñosa. De las 60.000 libras de seda hiladas en otros tiempos en 900 telares que daban cada día 500 varas, sólo quedaban dos tornos para hilar la seda local producida por la cría de gusanos y algunos telares de lienzo ordinario y mantelería.





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