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03.39. INMATRICULACIONES EPISCOPALES. HISTORIA DE UN LEGAL DESPOJO EN PRIEGO Y ALDEAS (1971-2013). Tomo V. Noticias de inmatriculaciones, opinión y legislación

 




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CANCIONERO POPULAR DE PRIEGO DE CÓRDOBA - Cancionero del siglo XIX recopilado por Agustín Valera

05. INTRODUCCIÓN (V)

Tradición oral. La temática. Método de publicación.

© Enrique Alcalá Ortiz



Tradición oral

         Entre los muchos comentarios suscitados con la aparición del pri­mer tomo, me quedé, por lo que tenían de positivo, con el de alguno de aquellas señoras que me habían dado coplas de una forma oral, grabadas en cinta magnética o por escrito. Se quejaban -amablemen­te- porque sus coplas no las había agrupado en un solo apartado para diferenciarlas de las que me habían dado las otras donantes, o bien, que había escrito alguna copla algo subida de tono, demasiado picante o que se metía con cierto estamento social. Otras, al ver sus coplas im­presas, alumbraban en su cara una alegría de satisfacción y exclama­ban: "Ésta se la di yo", ?Ésta es mía", y que se ponían de nuevo a can­tarla en un arranque de sana alegría.

         Todo esto viene a cuento, porque aunque ninguna es autora de las coplas, el pueblo se identifica de tal forma con ellas que cuando las aprende, las hace de su dominio particular y las quiere como cosa su­ya. Y con las propiedades tiene uno derecho a actuar. Actuación que se hace consciente o inconscientemente.

         Mercedes Díaz Roig[1] dice que la poesía popular se encuentra sometida a dos fuerzas poderosas: la conservación y la renovación. En las múltiples notas que hemos dado -y que continuamos dando- ve­mos como oralmente tenemos recogidas coplas que ya habían tomado cancioneros de hace uno e incluso dos siglos. Si volvemos la mirada al cuadro de este apartado veremos que exactamente igual teníamos 11 coplas, y con variantes 26.

         El trabajo de renovación hace que la copla tome numerosas formas, debido a que se quiere perfeccionar, adaptarla a las circunstancias de ambiente, época y momento, o simplemente que la memoria falla y se crean nuevos versos conservando la idea, o se cambia el tema perma­neciendo parecidos lexemas. Todo esto ha dado como resultado la infi­nita gama de variantes que hemos recopilado.

         Veamos unos pocos de estos casos que nos ilustrarán sobre el parti­cular[2].

         Gran número de coplas presentan variadas formas estilísticas en los mismos versos:

 

A los Cármenes del Darro...

                   (A. Valera, 196/12)

A Malaguita la bella...

                   (A. Machado, Ctes. Fcos, p. 55)

A Cordobita la llana...

                   (Tomo 1, n.° 746)

Dicen que te vas, te vas...

                   (A. V., 67/68)

Dices que te vas, te vas...

                   (Tomo 1, n.° 209)

Esos cabellitos rubios...

                   (A. V., 75/135)

Con esos cabellos rubios...

                   (Oral)

 

Manojito de alfileres

son, morena tus pestañas...

(A.  V., 65/41)

 

         Se cambia de lugar un hecho:

 

En la raya de tu pelo

está la luna parada...

(A.  V., 71/106)

 

En la niña de tus ojos

está la luna parada...

         (Tomo I, nº 474)

 

         Se reelabora el principio de una situación por esa misma situación consumada:

 

A mí me salió un novio

con las patas tiritando...

           (A. Valera, 72/119)

 

Tengo un novio que tirita,

tengo un novio tiritando...

         (Tomo I, n.° 855)

 

         Se cambia la persona objeto de la crítica, según sea ella o él quien la canta:

 

¡Bendita sea la novia

y quien la enseñó a coser,

que me ha jecho unos calzones

con la bragueta al revés!

(A.  V., 73/138)

 

Anda diciendo tu madre

que yo no sé coser,

y ella te hizo unos calzones

con las pletinas al revés.

         (Oral)

 

         Como vemos anteriormente, el novio, con mucha donosura, critica las maneras poco fiables del hacer como modistilla de su novia. (No debemos olvidar que en el contexto de la época esto era muy importan­te. El no saber poner unas piezas era considerado como una carencia grave para la futura casadera). En la otra copla es la novia quien de­vuelve la pelota al novio, aprovechando la ocasión, para criticar a su futura suegra.

         No queremos alargarnos con las muchísimas variantes que podría­mos dar. Solamente añadir que con estas variaciones, la copla, que to­ma diferentes formas, da un enriquecimiento al cancionero, haciendo que tome esa savia que será alimento para su supervivencia.

 

La temática

         Estamos ante un cancionero de coplas flamencas. A. Valera recopi­ló con intención una serie de coplas mayoritariamente de un estilo: el flamenco. Dentro de ellas, pues, han de estar todos los roles y tópicos que caracterizan a esta forma peculiar y sobresaliente de todo el fol­klore andaluz. Forma que aún permanece en el espacio, pero con fuer­tes transformaciones en el tiempo[3].

         La mayoría de ellas se nutren del amor, o llegan a rozar el tema." La amplitud temática -dice Antonio Carrillo[4]- está centrada en torno al amor totalmente humano. Este amor, presente o ausente, al mismo tiempo que actúa como punto de unión de todos los temas, su­pone una dificultad a la hora de seleccionar los distintos motivos de las coplas, ya que todos ellos encuentran siempre dentro del tema amo­roso o contaminados de él".

         Están también llenas de ese dramatismo característico del mundo gi­tano-andaluz, que forma un cuadro de dolor, analfabetismo, muerte, abandono, racismo, hambre, pobreza, enfermedades miserables y crí­tica social. Se quedan muy lejos, pero a veces los tocan, de aquellos te­mas intrascendentes, jocosos y humorísticos de los rincoros. Podemos resaltar también que no se nombran a las suegras, aunque la fidelidad a la madre o a la familia está presente.

         Existe una extensa referencia geográfica: Orihuela. Elche, Alicante, Murcia, Cármenes del Darro, Peñón de la Gomera, Roma, Gibraltar, Sanlúcar, Cádiz, Cartagena, Castilla, Aragón, Torrox, Málaga, Ma­drid y un largo etcétera, unido en ocasiones a un hecho histórico.

         No debemos olvidar, finalmente, la música, alma del cuerpo de las coplas que presentamos y como dice Félix Grande[5] forma "ese canto cuyos soníos negros se abrazan y se besan en las mejillas los alta­neros y temerosos gitanos con los pacientes y orgullosos pobres de Al-­Andaluz, y se miran con camaradería y todos se estrechan la mano allí en esos compases desgarradores".

 

Método de publicación

         A la hora de presentación de las coplas, hemos efectuado el método de agruparlas según número de versos, al no tener conocimiento de las clases de cantes que contienen. De esta forma nos han resultado los si­guientes grupos: coplas, seguidillas y siguiriyas, soleares, fandangos, trovos, seguidillas con estribillo y un romance. Este último lo presen­tamos en versos largos divididos en dos hemistiquios, para respetar la presentación que hizo A. Valera. El orden es el alfabético primario.

         Hemos efectuado la modernización de la ortografía, respecto a la colocación de la tilde poniéndola o suprimiéndola, según los casos.

         Las coplas las presentamos con un verso en cada línea, y el verso, si corresponde, lo empezamos con minúscula, siguiendo las tendencias modernas, como ya hicimos, las formas dialectales las ponemos en bastardilla.

         Al final de cada copla presentamos una relación de dos números. El primero representa el número de página del libro de A. Valera y el se­gundo número, el orden dentro de la página de dicho libro. Ponemos todas las coplas, a excepción de las que ya teníamos publica­das exactamente igual en el tomo I, y que son los números 861, 159, 821, 224, 858, 753 y 86, que corresponden respectivamente a: 75/157, 68/70, 69/82, 70/104, 75/152 y 71/114 de A. Valera.



[1] DÍAZ ROIG, Mercedes: El Romancero viejo, Cátedra, Madrid, 1981, pág, 33.

[2] En las múltiples notas hacemos un estudio más extenso de este punto.

[3] No es el objetivo nuestro hacer un estudio de todos los recursos formales e innumerables temas que aparecen en este cancionero flamenco, ya en el

pri­mer tomo lo hicimos referido a los rincoros.

[4] CARRILLO ALONSO, Antonio, op, cit., pág, 23.

[5] GRANDE, Félix: Memoria del flamenco, Selecciones Austral, pág. 118.

 





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