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2. EL ORIGEN DE LA FERIA DE SEPTIEMBRE
Isabel II, dicta una Real Orden en el año 1841.
© Enrique Alcalá Ortiz
En el año del señor de 1841, la situación nacional andaba bastante alborotada. El general Espartero, nombrado Duque de la Victoria, había acabado con las guerras carlistas, siendo nombrado regente único hasta la mayoría de edad de Isabel II. De carácter autoritario, pero sin habilidad política, disolvió varias veces las Cortes, teniendo que hacer frente a pronunciamientos militares, y ante la oposición creciente, fue expulsado y se refugió en Londres. Se proclamó mayor de edad a Isabel II que acababa de cumplir los trece años.
Mientras esto sucedía, nuestros munícipes, después de los oportunos trámites legales, reciben una Real Orden a primeros de julio del citado 1841, en la que se instituía nuestra Feria Real a principios de septiembre con el fin de impulsar el comercio de ganado, fecha que se ha respetado hasta hoy, excepto en alguna ocasión en la época actual. Entonces, era alcalde José María Franco y el año anterior, pues cada año entraba nueva Corporación, lo fue Gregorio Alcalá- Zamora Caracuel, precisamente tío carnal de don Niceto Alcalá-Zamora. La fecha se escogió porque por estos días, los labradores ya habían terminado las faenas de recolección y podrían desplazarse libremente con sus ganados. De aquí la razón por la que a otras poblaciones de nuestro entorno, se les conceda la feria de ganado también por estas calendas.
Con la Real Orden en la mano, la Corporación tiene que darse prisa para arreglar los numerosos baches que tenía el piso de tierra de las principales calles de la ciudad, echando arena de la Almorzara, y además, cito textualmente "excitando el celo de los vecinos para que blanqueen sus fachadas, y concurran con sus bestias a estas obras de pública utilidad y ornato". Junto a esto, a través del diputado provincial, se obtiene el visto bueno de la Diputación, para ampliar el presupuesto municipal a fin de construir un pilar-fuente al final de la calle San Marcos para que sirviera de abrevadero al numeroso ganado que se esperaba concurriese. 7.425 reales costó el pilón que actualmente se ha reformado en varias ocasiones quitando el original labrado en roca. Resaltamos el enorme gasto que esto supuso, puesto que los presupuestos de aquellos años no llegaban a los 50.000 reales de vellón.
Si bien nuestra feria había nacido antes de la normalización de los diarios cordobeses, no será hasta el año 1860 cuando nos encontramos una reseña de la feria de Priego, enmarcada dentro de las ferias que se celebraban en el mes de septiembre en la provincia de Córdoba: "MES MERCANTE. El presente mes se señala entre otras cosas por la multitud de ferias que en él se celebran. En esta provincia tienen lugar las siguientes: el día primero en Montilla y Priego; el 5 en Fernán Núñez; el 8 en Córdoba y Lucena; el 14 en La Carlota; el 15 en Aguilar; el 16 en Castro; el 22 en Villa del Río; el 24 en Bujalance y Pozoblanco; el 26 en Fuente Obejuna y el 29 en Cañete. Total, 13[.
La Feria de Almedinilla aparecerá en 1868, y precisamente también se pone en este mes mercante.
DIARIO DE CÓRDOBA, número 3020, 6 de septiembre de 1860.
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