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18. BARROTES REDONDOS EN EL HORIZONTE (2)
© Enrique Alcalá Ortiz
476
Si se hacen la puñeta,
dejadlos, tranquilos, solos,
tendidos en las cunetas.
477
Abre de par en par las puertas
para que puedan entrar todos
que de todo vienen de vuelta.
478
Era a tontas y a locas
como hacía su dinero
sin descansar unas horas.
479
¡Si no tienen fantasía!
i Van recogiendo migajas
del pastel que otro hacía!
480
Sin esa imaginación
los pobres recogen pétalos
para componer su flor.
481
Se lo callan por discretos,
saben que una boca blanda
los pondría fuera de juego.
482
Se pegan como la liria
a esos puestos que ocuparan
para servir por un día.
483
Bueno estaba y se murió
cuando menos esperaba.
iEs que nunca lo esperó!
484
Ellos riegan lo que quieren,
por eso cría en tu huerta
aquello que te conviene.
485
Ven y tórnate esta copa,
tú no sabes lo que tiene
pero bebe que te toca.
486
Eran muy distintos todos
y en algo se parecían,
si miraban a sus ojos.
487
No tienen muy poca edad,
ellos son grandes y saben
que a veces hay que pensar.
488
A todas horas pastillas
para calmar los dolores
y suprimir pesadillas.
489
Todo es pensar en hacerlo.
Una vez que te decides
ya lo tienes casi hecho.
490
Ponen risas en los labios
para tapar esas muecas
que demuestran sus resabios.
491
Ay, Dios mío, vaya suerte,
disfrutando de la vida
aquellos que todo tienen.
492
No hay nadie más que nadie.
El que se sube a la cumbre
es para cambiarse de aires.
493
No tienen si no protestan.
campos para criar flores
que han de poner en macetas.
494
Hacen sus pactos de muerte:
acordando nuevas guerras
para defender sus bienes.
495
Los buenos contra los malos
dicen los hombres que andan
peleándose con palos.
496
Con los brazos levantados,
como gritando dolores
o como horrores llorando.
497
Allí todos son juntados
con uniformes de paja
esos hombres programados.
498
No tiene el pueblo servicios
para los que solos cantan
lejos de los sacrificios.
499
Procedentes de esa calle
que todos pasan corriendo
sin que permanezca nadie.
500
No es un fenómeno raro:
si el árbol está caído
todos le meten las manos.
501
Unos y otros van diciendo
que hay que vivir esta vida
mientras se vaya viviendo.
Mientras se vaya viviendo,
y no pensar en vivirla
como solemos hacerlo.
502
No se encontraron de noche
porque sus lámparas
no eran más que cerillas de pobre.
503
Algunos ponen su nombre
encina la catedral,
para que lo vean todos
y tengan donde mirar.
504
Esperas que los amores
aporreen en tu puerta
y te entreguen sus favores.
505
Esperas que la fortuna
te cante una serenata
como si fuera la tuna.
506
Esperas una quiniela
de catorce resultados
para consolar tus penas.
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