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17. BARROTES REDONDOS EN EL HORIZONTE (1)
© Enrique Alcalá Ortiz
443
Cuando salgas por la puerta,
procura siempre limpiar
los bajos de tu careta.
444
Cuando hipnotices a las ratas,
procura hipnotizar al queso
para que tengan su carnada.
445
Detalle para pensar:
ponemos en los bolsillosl
los dineros de gastar.
446
Dale gas a tu motor
saca lodo lo que puedas
como si fuera un limón.
447
Un catalejo que aumente
las sonrisas apagadas
de los rostros de la gente.
448
¡Vamos, a decir palabras!
Lo que importa es el ruido,
no que puedan escucharlas.
449
Si todos van paseando,
se miran de reojillo
por si los van criticando.
450
Guárdate lo que no piensas.
Un día te encontrarás
que son verdades muy ciertas.
451
Tú no le preguntes nada.
Repiten lo que ya oyeron
de las mentes programadas.
Si quieres saber: respira,
abre los ojos y piensa
que apenas ven lo que miran.
452
Fuerte, más fuerte amigo,
todo se aguanta, si
pegas en otro sitio.
453
Más al nacer no tuvieron
necesidad de vestirse
ni sus carnes recubrieron.
454
Sinrazones que caminan
formando ecos ondulados
como penas peregrinas.
455
Todos se tornan vergüenza
cuando le tienden la mano
al que no tiene pesetas.
456
Hay algo interesante:
comerse los papeles
que nos ponen delante.
457
No se fían de su sombra,
por eso el sol les molesta
cuando su cuerpo los toca.
458
Viven para los demás:
para saber sus defectos
y poderlos criticar.
459
Es cosa muy lastimosa,
hacer lástima de aquello
que lástima nos provoca.
460
Unos nacen para suela
y otros nacen para gorros
de un vestido de lamprea.
462
Te dieron el parabién
cuando por fin le dijiste
a sus dogmas un amén.
463
Si vas pidiendo la venia,
en vez de estirar, contrae,
eso que llamamos lengua.
464
Todo en la vida se centra
en tener el vientre lleno
y repasar varias cuentas.
465
Cambiaron todo el paisaje
y taparon los caminos
con las vallas detestables.
466
Y no quiero ni pensar
que ellos mueven el volante
y las teclas de mandar.
467
Miradlos siempre delante
para que al pasarse vea
que son gente muy importante.
468
Buscaban la primavera.
No sabían que en otoño
suele dar fruto la tierra.
469
Escapaban de ellos mismos.
Se horrorizaban al verse
y contemplarse a lo vivo.
470
No tiene conocimiento
aquél que se pone enfrente
de la fuerza de los vientos.
471
Dios bendiga a las personas
que ponen sobre sus hombros l
as penas que tienen otras.
472
Eres pobre, eres decente;
eres rico, eso no importa,
que te hará paso la gente.
473
Como el grito desgarrado
de los hombres que nacieron
con el sino desgraciado.
474
Estirazó la pata.
Nadie se la dobló...l
la herencia era larga.
475
Vienen detrás como perros
en busca de la comida
que no pueden ganar ellos.
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