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14. BARROTES DE HIERRO FUNDIDO (1)
© Enrique Alcalá Ortiz
346
Buscaron en los bolsillos
esas risas que tuvieron
en sus años de chiquillos.
347
Va de revolucionario,
diciendo siempre verdades
a todo su vecindario.
348
Con toda la sinrazón.
Haciendo lo que no saben
y que otro les enseñó.
349
No te dieron el empleo.
No te supiste las reglas
precisas del compadreo.
350
Disparaban a los cielos
buscando hacer una diana
en estrellas y luceros.
351
Los hombres no se perdieron.
Es que ellos no subían
donde su meta pusieron.
352
No tienen humo en su sangre.
Es decir, no tienen fuego
para seguir adelante.
353
En sus cimientos tenían
ese desdén por las cosas
que solamente aburrían.
354
No tienen fuerza de grito,
que su fuerza es alimento
con la forma de suspiros.
355
No tienen reparo en nada.
Se comen unos a otros
sin poner sal en la vianda.
356
Hay dos géneros de gentes:
las que duermen por las noches,
las que de día se duermen.
357
No hay nada para el olvido,
porque es mentira la historia
que está escrita en los libros.
358
No se puede pensar fuerte
si queremos tener
cerca amigos que nos contemplen.
359
Si cabeza de vecino
tendrían que cortar
la que pensara distinto.
360
Si por una causa u otra
solamente ves espaldas:
¡salte pronto de la cola!
361
Con tu carta realenga
quieres mantener derechos
que no habrá quien te conceda.
362
Te aplicaste en los sueños.
¿No sabías que la vida
la poseen los despiertos?
363
No vamos a comentar
esas lenguas que machacan
la vida dedos demás.
364
Todo tienes en tu ámbito:
el poder y la palabra
y la soledad del mando.
365
Que no le pidan más agua
para este campo que tiene
como riego nuestras lágrimas.
366
Buscando van su calor,
que perdieron cuando
estaban mirando la luz del sol.
367
Van machacando la tierra
los cortijeros sudosos
que a los ricos alimentan.
Los cortijeros sudosos
que desgraciados nacieron
para trabajar con otros.
368
Miradlos, siempre llorando.
No piensan que existen telas
que secan todos los llantos.
369
Con la inexpresividad
de las personas que corren
sin saber adonde van.
De las personas que corren
por el centro la ciudad
hacia los alrededores.
370
Pusieron las escudillas
para pedir los favores
que otros regatearían.
371
Cada pueblo manifiesta
en sus cantares las dichas,
las alegrías, las penas.
372
Rápido se van comiendo
lo que le ponen delante
sin distinguir lo de dentro.
Lo que le ponen delante
y que otros le ofrecieron
para que su lengua calle.
373
No se mueren los que tienen
ese corazón de piedra.
Siempre vivos permanecen.
374
Según parece no tienes
más que paja en la cabeza
que esas dos piernas sostienen.
375
No tienen conocimiento
esas personas que charlan
con el corazón abierto.
Esas personas que charlan
que van mostrando sinceros
cuando todos se los callan.
376
Es fácil ale distinguir:
lo que no tiene remedio
debemos dejarlo así.
377
¡Chist, amigos! ¡Chist, silencio!
Que está permitido hablar,
pero, no decir conceptos.
378
Como perros callejeros
que van buscando la dicha
dentro de los basureros.
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