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CARTA A LOS HERMANOS DE LA AURORA
Dedicada a José Luis Rey.
CARTA A LOS HEMANOS DE LA AURORA
A José Luis Rey
Hermanos de la Aurora, peregrinos
de la redonda musical del sábado.
Bebedores del viento de la noche,
pulsadores constantes del milagro
que acaricia las noches en su luna,
en su huracán, su lluvia, o en su claro
remanso en paz de sombra recogida
por el cáliz caliente del verano.
Hermanos de la cuerda y del arrullo,
dais a la noche en paz un rubio hallazgo,
alegría crecida en el silencio,
sueno preconcebido y alumbrado,
melodía que emerge en vuestras almas
y lleva al sueño aletear de pájaros.
Yo he prendido en los surcos de mi frente
vuestro compás lejano, inigualado,
que me surge en nostalgias por la pena
y me pone guitarras en las manos.
Reverdezco esas sombras en el cerco
que me llena la vida de aletazos.
¡Hermanos de la Aurora, peregrinos
de la redonda musical del sábado!
¡Quién pudiera en vosotros repartirse,
quién pudiera mis aires acercaros!
Siento la campanilla que acompasa
vibradora y caliente el aire manso,
componiendo tenaz en mi cerebro
un surtidor de notas, breve palio
para el florón de música nativa
predispuesta en mi verso y en mi canto.
¿Dónde se me ha quedado su armonía.
Desde que punto blanco me hace daño
la querenciosa soledad bañada
de ese rumor de pueblo en mi costado?
Pero quiero alegrarme de la ausencia
que me vuelve al calor del viejo campo
y me pone guitarras en los dedos
y canciones remotas en los labios.
Estáis en el recuerdo de mi viento
y en las noches calladas de mis sábados
En la fiebre callada de esas horas
que os adivina lejos, enterrados
en el montón salobre de distancias
que aprisionan inertes mis dos brazos.
Bajo el balcón de amor que puso ojeras
a mis sensibles ojos de barranco,
estáis cara a la luna, bajo el cielo,
cantándole a la Estrella su milagro.
¡Hermanos de la Aurora, peregrinos
de la redonda musical del sábado!
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