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02. IDENTIFICACIÓN SIMBÓLICA
La imagen de Jesús Nazareno, idenficación simbólica de un pueblo.
© Enrique Alcalá Ortiz
En Priego, al no existir una fiesta patronal arraigada, como en otros pueblos ‑día del patrón sí hay, pero se aprovecha para hacer las compras de Navidad en las capitales que nos rodean‑ ha sido la imagen del Nazareno la que ha polarizado toda la integración simbólica del pueblo. De tal forma esto es así, que se ha convertido en nuestro símbolo de identidad; si no comarcal, sí del pueblo, del casco de Priego. Las frases "aquí somos toos nazarenos", "o en el Calvario nos vemos toos" además de ser tópicas, nos demuestran que Jesús con la Cruz a cuestas es más que el Cristo camino del Calvario. Su función primaria se ha extrapolado y ha devenido a ser un símbolo de la comunidad prieguense. Baste si no, observar la cantidad de fotos y reproducciones que se hacen de Jesús. Muchos de nosotros y muchos de nuestros hermanos del éxodo y de la emigración decoramos las paredes de nuestras viviendas con su retrato. Con ello queremos decir, entre otras cosas: "Éste es mi grupo. Aquí están mis raíces. Ésta es mi diferencia". Por esta razón, muchos paisanos que durante todo el año no pisan una iglesia, o viven unas prácticas religiosas apartadas del aparato oficial o cofradiero, o tienen una actitud de clara hostilidad hacia la iglesia, este día del rito, se acercan al santo y viven la emoción pública del ciclo ceremonial callejero, tanto si residen en el pueblo o lejos de él. En este día encontramos nuestra integración simbólica, vivimos nuestras raíces, tenemos contacto con nuestras propias señas de identidad. Somos nosotros, con nuestro símbolo, en nuestro espacio y en nuestro tiempo y con nuestra diferencia. Parodiando la frase catalana "El Barça es algo más que un club", podemos decir, por lo anteriormente expuesto, que: El Nazareno es más que una cofradía. Quizás estos versos nuestros, que podemos convertir en acta, nos resuman mejor este pequeño análisis:
Hablar de Jesús Nazareno
es hablar del pueblo mismo.
En Priego se hizo su cara
espejo de los vecinos:
en su rostro nos miramos,
con su manto nos cubrimos.
La condena se hizo firme
y sobre sus hombros mismos
le colocan el madero
y da comienzo el camino
que llevará al Calvario
a este Jesús hecho Cristo
donde se consumará
el más horrendo deicidio.
El pueblo cubre las calles
esperando el sacrificio
en las Pascuas que hacen sangre
en ese pecho divino
y del que salieron tantos
y tan buenos beneficios.
Hace unos días las palmas
y las ramas del olivo
le daban como ofrendas
al que era su caudillo.
Hoy, pocos mueven un dedo.
Verónica le ofrece un lino
en el que se grabó el rostro
como prueba de cariño.
En las mujeres del pueblo
las lágrimas se hacen ríos.
Como ven que se les cae
y quieren que llegue vivo
hasta la cumbre de Gólgota,
contratan a un campesino
llamado "El Cirineo".
Luego le darán un botijo
del que beberá vinagre
y con el sabor de este líquido:
"¡Padre,
en tus manos encomiendo
el espíritu de tu Hijo!"
El cielo se cubrió de nubes
y un silencio no oído
se implantó en las gargantas
que allí habían subido.
Y para justificarse
Pilatos puso un escrito
en la cima de la cruz.
Sobre madera de pino
colocaron el letrero
que era un desafío
para que todos lo vieran:
"Jesús, rey de los judíos".
Hablar de Jesús Nazareno
es hablar del pueblo mismo.
En Priego se hizo su cara
espejo de los vecinos:
en su rostro nos miramos,
con su manto nos cubrimos.
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