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01. RAÍCES DE LOS CARNAVALES
Las Carnavales en la historia.
© Enrique Alcalá Ortiz
El profesor Demetrio E. Brisset nos ilustra sobre el origen de estas fiestas en este interesante resumen: ?El dominio del invierno, con su oscuridad, nevadas y escasez de alimentos, fue mágica y ritualmente combatido entre los pueblos europeos, configurando el ciclo de fiestas invernales. En la Hispania visigoda, san Isidoro critica que los fieles, "adquiriendo monstruosas apariencias, se disfrazan a modo de fieras, otros toman aspecto mujeril, afeminando el suyo masculino (...) hacen gritería y danzan y con torpe iniquidad se unen los de uno y otro sexo formando cuadrilla, y la turba de depauperados espíritus se excita con el vino". Respecto al mes lunar clave del período invernal, febrero, para este erudito obispo fue consagrado por los romanos a los dioses del infierno. En el antiguo calendario era el último mes del año: se suspendían las normas, se alteraban los rangos sociales y se celebraban las lupercales, purificaciones colectivas que preparaban la renovación universal, simbolizada por el Año Nuevo.
Anteriormente, los griegos entre febrero-marzo celebraban las Antesterias, las fiestas más antiguas de Dioniso, que incluían la prueba del vino nuevo, con concurso de bebedores, y un cortejo que representaba la llegada del dios a la ciudad, sobre una carroza en forma de barco, acompañado por enmascarados y un toro, y que culminaba con la unión carnal del dios con la reina de la ciudad.
Las dionisíacas de los campos, en diciembre, eran fiestas de aldeanos: un cortejo con disfraces de animales paseaba un enorme falo. Más antiguas serían las fiestas del retorno invernal de los difuntos. Entre los agricultores neolíticos existió un complejo mítico-ritual de Año Nuevo con la creencia en el regreso de los muertos. Se concebía el año como tiempo circular, con cíclicos combates rituales entre grupos antagónicos, expulsando a los espíritus de los difuntos con licenciosos festejos.
Estas celebraciones apenas se alteraron durante el paso del paganismo al cristianismo, que les impuso como final fijo el Miércoles de Ceniza, integrándolas al calendario religioso para servir de pórtico a la penitencial Cuaresma.
En la Iberia cristiana del siglo XIII se empezaron a llamar a estas fiestas en castellano carnestolendas (ya que a partir de ese momento no se podía comer carne para cumplir con el precepto religioso de la Cuaresma); entroydo o antruejo en gallego (por influencia de los benedictinos) e iñaute en vasco. El siglo siguiente surgiría el nombre carnal, y no será hasta el siglo XVI cuando se extienda el italianizado carnaval, cuyo origen etimológico, según Caro Baroja, parece estar en el carnae laevare, que en Milán se usa hacia 1130 para designar la prohibición de comer carne?.
BRISSET, Demetrio E. La Aventura de la Historia, número 76, febrero 2005, página 76. Universidad de Málaga.
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