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37. YA SE VAN LOS QUINTOS, MADRE
La moza y el soldado.
© Enrique Alcalá Ortiz
El drama de la juventud actual, sin contar toda la carga de comodidades de las que hoy se disfruta, es, sin lugar a dudas, el desempleo. La tragicomedia de finales de siglo veinte resulta que es ver la gente parada donde tanto hay que hacer, tanto que pensar y tanto que estudiar. El servicio militar actual, a pesar del elevado índice de accidentes mortales que está registrando últimamente, viene a romper esa monotonía y aunque continúa siendo obligatorio, es un servicio-sacrificio-condena bastante pasable si lo comparamos con el de hace tan sólo unas décadas y más suave aún si la comparación se efectúa con el que se realizaba a principios de siglo. Se come mejor, se viste decentemente, existe un trato más humano y sobre todo y antes que nada es escaso o inexistente el peligro de un conflicto armado. Así que es molestillo, desde luego, pero si se sabe aguantar al suboficial de turno, se vuelve sano y salvo del nunca mejor dicho paseo militar.
Los llantos de madres y mozas, verdaderos dramas de tragedia de los pobres (estos eran los únicos que iban antes, pues los que tenían dinero se redimían de la mili) se han convertido en suspiros contenidos que son muestras de una escena desagradable, pero no trágica. El estar presentes en la jura de bandera del mozo recluta ha devenido para familiares y amigos a ser un acto social tan importante como el bautizo o la primera comunión.
No han cambiado y siguen permaneciendo las promesas de los quintos para subir a Jesús Nazareno al Calvario. Se contempla, año tras año, grupos de muchachos-mozos, jóvenes vestidos con el uniforme militar de faena, abigarrados, aplastados, sudorosos, machacados y con el pecho al sol de primavera, demostrando, bajo las andas, su hombría y su promesa, en un esfuerzo titánico que sobrepasa los límites de lo religioso para llegar al círculo de lo lúdico y la exhibición.
La moza y el soldado
2485
Adiós Rabitilla alegre,
adiós, triste Sabariego
que me voy a servir al rey
tres añitos que le debo.
2486
A servir al rey me voy,
me tocó el número uno,
y anda diciendo tu mare:
"De esta tierra se va un tuno'.
2487
Carbonilla le eché al tren,
gracias le doy al cartero,
para que llegue esta carta
a la persona que quiero.
2488
Cuando te fuiste a la guerra
y me dijiste adiós,
fue el primer cañonazo
que a mi corazón partió.
2489
Del hueso de la aceituna
yo quiero hacer un tintero
para escribir a mi novia
una carta con salero.
2490
Desde que se fue mi Pepe
ni me peino, ni me lavo,
ni me junto colorete,
ni me he pintado los labios.
2491
El buzón del hospital
debían de haber quitado
por no haber tenido carta
de mi amante que es soldado.
2492
En lo alto el Gurugú
ha nacido una amapola
con un letrero que dice:
"Viva la gente española".
2493
Los quintillos de este año
todos tienen que alegar:
unos tontos y otros cojos
y otros la novia prestá.
2494
Los quintos en el cuartel
se dicen unos a otros:
"Mi novia me espera a mí...
hasta que le salga otro?.
2495
Mañana se van los quintos
y se llevan a mi novio:
ya no tengo quien me traiga
horquillas para mi moño.
2496
Palomita mensajera,
tú que vas cruzando el mar,
dile a mi amor que está en Cuba
que si me ha olvidado ya.
2497
Quisiera ser paloma
para volar y volar
y ver vistiéndote a ti
el traje de militar.
Véase como variante la número 2499.
2449 Veces visto -
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