Tras una radiante semana en la que la Hermandad de Jesús en la Columna pudo celebrar su septenario y fiestas con esplendor, todas las miradas estaban puestas en el desfile procesional del pasado 8 de junio, fecha un tanto inusual para un domingo de mayo.
Pero después de lo acontecido en los domingos anteriores, en los que no pudieron procesionar ni el Buen Suceso, ni la Soledad, ni Jesús Nazareno, por la amenaza de lluvia, todo hacia presagiar que por fin Jesús en la Columna, a la vista de como había amanecido el domingo habría por fin procesión. Pero conforme entraba la tarde y se acercaba la hora del desfile unos negros nubarrones barruntaban que podría llover. La Junta de la hermandad a pesar del riesgo inminente decidió que había que realizar el desfile.
Pero una vez en la calle y cuando todavía la larga comitiva no había terminado de salir del Compás de San Francisco apareció la lluvia y justo al pasar por delante de la casa de Mari Carmen Foguer, una auténtica columnaria de pro, la venerada imagen de Jesús en la Columna, tuvo que detenerse y tras un inciso colocarle un plástico para proteger de la lluvia la que tal vez sea la más grande obra de la imaginería prieguense.
Prosiguió el desfile y conforme avanzaba en su recorrido, la lluvia se volvió más insistente hasta el punto de que al llegar a la plaza de Andalucía hubo que acortar el recorrido y girar por la calle Mesones para regresar apresuradamente al Templo de San Francisco, con el lógico desconcierto que este contratiempo supuso. Al llegar al Compás numerosos fieles se encontraban esperando la entrada, otros muchos se encontraban ya en el interior de la iglesia. Caras de contrariedad, algunas lágrimas y "Vivas" a nuestro padre Jesús en la Columna pusieron el punto final de estos atípicos Domingos de Mayo.
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