-
16. POR ESOS CAMINOS (I)
La flora en la copla popular.
© Enrique Alcalá Ortiz
Raro es el día lluvioso que no nos ensuciamos los relucientes zapatos de material charolado. Acostumbrados a pisar adoquines, cemento y calles de piedra enlucida, hemos perdido el contacto con la naturaleza, y algunos se enteran del cambio de las estaciones viendo los pases de moda que anuncian los modelos de los grandes almacenes en la televisión. Esto puede suceder ahora cuando los pueblos se han convertido en ciudades y los caminos de herradura se han transformado en carreteras de asfalto. Sin embargo, el hombre que compuso y cantó estas coplas era una pieza más del paisaje natural y no un elemento perturbador y dañino para el entorno que lo contiene y alimenta. Por esta razón el soporte que nos rodea y que llamamos naturaleza había de llenar y convertirse en un adorno inseparable, necesario y casi indispensable en la copla que acicaló los tirabuzones de sus versos con todos los hermosos productos de la madre tierra.
La copla se convierte en caja de vibraciones que recoge los ecos de esa flora y esa fauna que al andaluz se le ofrece en el horizonte de cada día. Limones, tomates, uvas, trigo, ajos, hierbabuena, perejil, madroño, y otros productos que se cultivan solamente por su belleza: clavel, clavellina, siempreviva y lirios.
De nuestra fauna se destaca un buen conjunto de aves. Se tiene especial predilección por las voladoras: golondrinas, ruiseñor, cigüeña, colorín, paloma. Todo complementado con galgos, ranas y liebres. Y esta fauna y flora arropadas con un cielo lleno de luceros y estrellas, regados con arroyuelos, fuentes y agua de esa mar inmensa. Esta naturaleza raramente es ella motivo por sí sola para la creación de la copla. Se la nombra como bastón de apoyatura del tema alrededor del cual giran casi todas: el amor. Es al amor al que se le quiere hacer más bello adornándolo con plantas y animales, y al que se integra en esa magnitud inconmensurable que llamamos mundo.
1. Flora
2171
A la sierra fui por leña,
se me volvieron tomates;
las cosas quieren principios
y los principios, remates.
2172
Considera tú por ti,
como si por ti pasara;
¡si tuvieras un clavel
y yo te lo deshojara!
2173
De las flores, los colores;
del árbol, los limoneros;
de la aceituna, el aceite;
de la gallina, los huevos.
2174
Desde que se fue mi Pepe
la huerta no se ha regao,
la yerbabuena no huele
y el perejil se ha secao.
2175
Eché un limón por alto
por ver si coloreaba:
subió verde, bajó verde,
nuestro querer no se acaba.
2176
El olivo bien plantado
siempre parece olivera,
y la mujer bien casada
debe parecer mozuela.
2177
En el jardín de tu casa
hay una rosa marchita,
tú no dejes de regarla
que luego se resucita.
2178
En esta calle que entramos
entran lirios, salen rosas,
y por eso la llamamos
la calle de las hermosas.
2179
Eres bonita en extremo
pero tienes una falta:
que sembraste un poco trigo
en la cámara más alta.
2180
Lástima me da de ver
a las flores que compramos:
compradas con alegría
y marchitas las tiramos.
2181
Muchos galgos a una liebre
la corren con confianza,
el que más corre más pierde
y el que va detrás le alcanza.
2182
No hay aliño como el ajo,
ni fruta como el madroño;
ni conversación más tonta
que la que tienen dos novios.
2183
¿Por qué le tendrá el clavel
envidia a la clavellina,
teniendo mejor color
y la pintura más fina?
2184
¡Qué alegría la que da
cuando se ven nacer flores,
y eso que han sido semilla
de las plantas anteriores!
2185
Siempreviva te diré
y lirio del campo no,
porque el lirio se marchita
y la siempreviva no.
2186
Si me quieres ayudar
dibuja bien esta rosa,
que yo solita no puedo
dibujarla tan hermosa.
2187
Una rosa en un rosal
gasta mucha fantasía,
viene el aire y la deshoja
ya está la rosa perdía.
2446 Veces visto -
|