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10. QUE NO SE PUEDEN CALLAR (I)
Para hablar, para eso nos dieron la lengua. Pero las hay buenas y malas.
© Enrique Alcalá Ortiz
Para eso nos dieron la lengua: para hablar. La ventaja parece ser que es para quien más habla, por esto será que no nos callamos. Batallamos unos con otros soltando palabras y palabras. No importa que lleguen a la diana de los oídos de los otros desoyentes. Hablar, producir fonemas en forma de ruidos. Hablar, emitir lexemas en forma de sentido.
En Andalucía el lenguaje es una herramienta no sólo comunicativa, sino más bien expresiva. Somos un pueblo hablador, porque para nosotros el habla es un alimento que no nos podemos tragar. Nos nace igual que la saliva: constantemente. Pero al revés que ésta, no nos la tragamos: la expulsamos. Hablamos por hablar, ni más ni menos. Y esto es así porque el placer de oírnos es inconmensurable, omnipresente e intemporal. Abundantes grupos de mujeres y hombres se reúnen en bares, en las puertas de sus casas, en los pisos, en los mercados, en cualquier parte, con el único objetivo de hablar.
En una encuesta realizada el presente año en Priego y publicada en el quincenario Adarve, resultó que el 64 % de los encuestados declaraban que iban al bar para charlar con los amigos. Los europeos del norte que se acercan por estos luminosos lugares se quedan extrañadísimos de que hablemos al mismo tiempo todos y contestemos a la vez a nuestros interlocutores, y esto sin parar de hablar. De esta forma aprovechamos el tiempo y podemos decirnos más cosas, porque, ¿para qué perder el rato escuchando? A sus ojos esto es un milagro de las tierras del sur. A los nuestros es una forma de ser tan natural como el color de nuestra piel.
En este apartado queremos resaltar el uso del habla en dos sentidos distintos: en uno, agrupamos las malas lenguas, maldiciones, habladurías y coplas dedicadas contra los hombres en la que el lenguaje se usa como un arma arrojadiza, que es disparada, a veces, con fuego real; y, en otro sentido, se emplea dando consejos con objeto de que no tropecemos y nos sirva al mismo tiempo la experiencia ajena, o bien nos dan advertencias o nos recalcan algún punto para señalarnos su importancia.
1. Malas lenguas
2014
Amor mío, no hagas caso
de lo que las gentes digan,
unos hablan por hablar
y otros hablan por envidia.
2015
Amor mío, tú no llores,
aunque te digan que yo,
solicito otros amores;
mientras que tú vivas, no.
2016
Amor mío, ven temprano
y no vengas a deshora,
que en la calle que yo vivo
vive una murmuradora.
2017
Déjalos que digan, digan,
que de Dios también dijeron;
ni me quitan, ni me ponen,
ni me quiebran ningún hueso.
2018
Dicen que la mar es grande
y caben muchos navíos,
y en el pecho de mi amante
no cabe un secreto mío.
2019
Dile a tu madre que calle
y que no le dé a la lengua,
que una mujer como yo
no se encuentra donde quiera.
2020
Le preguntas a la gente
y el mundo te ha equivocao:
que yo a ti no te quería
ni pa salsa de pescao.
2021
Ponte el vestido blanco
y coge el ramo de azahar,
y dile al mundo que miente
que tú vas pura al altar.
2022
Porque tropecé y caí
la gente me murmuró,
otras tropiezan y caen
y no las murmuro yo.
2023
Por un perro que maté
me pusieron Mataperros;
por una novia que tuve
me pusieron el Noviero.
2024
¿Sabes lo que me han dicho?:
que tienes muy mala nota,
no sales de una garita
cuando estás metido en otra.
2025
Te pones en las esquinas
a decir que no me quieres,
bien sabe Dios y las gentes
que lo dices porque quieres.
2026
Tú te arrimaste a mí
porque no te conocía,
que me dijeron las gentes:
"Es una bala perdía".
2027
Vas diciendo por ahí
que yo nunca te he gustado,
ahora quiero que digas
las veces que te he llamado.
Como variante tenemos: ?lo dices y no lo sientes?.
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