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15. ANTOLOGÍA DE PERCY. (José Madrid Mira-Perceval) (XI)
Con las poesías: "Lo que dejó de existir", "Una retirada a tiempo", "A la muerte del Leal", "Lamentable error".
© Enrique Alcalá Ortiz
LO QUE DEJÓ DE EXISTIR
Historieta que está escrita
en la calle CAÑAMERO
y aunque no sea muy bonita
es de cosas que murieron
y mi pluma resucita.
Existían unos ZAPATEROS,
en tiempos poco lejanos,
que tenían por compañeros
unos que eran ESCRIBANOS
y bastante jaraneros.
Como en un HORNO-TOSTADO
y negros cual carboneros,
a la vez se han agregado
un par de buenos HERREROS,
de LA FUNDICIÓN sacados.
De la FÁBRICA SOMBREROS
también se agrega un chaval
que en el CÍRCULO de OBREROS
celebrando el CARNAVAL
siempre fue de los primeros.
De GRANADA «tocaores»,
con sombreros de ala ANCHA;
los GITANOS «cantaores»
que se unían en LA PLANCHA
a organizar sus folklores.
A las MONJAS del convento
no dejaban descansar
ni tan siquiera un momento,
¡todos cantar y tocar!,
¡era un RÍO de contento!
Tal como LOCOS bebían
en la casa de CALZONES
y después en LA TARDÍA;
luego en la calle MESONES,
donde el BAR la FOCA había.
Y cuando ya ALTA hora era,
se marchaban muy ufanos
a dormir la borrachera
junto a la ACEQUIA de un LLANO
que existía en LA RIBERA.
UNA RETIRADA A TIEMPO
Hiciste bien Chiquilín;
eso es tener pundonor.
¿Si a nadie le haces tilín,
si ya no tienes valor,
a qué demonio seguir?
Has tenido gran acierto
en cortarte la coleta.
Demuestras tener talento.
¿Para que quieres pesetas
si estás ya oliendo a muerto?
En la tierra cordobesa,
que es madre de torería,
o se triunfa con grandeza
o se tiene la hidalguía
de marcharse con nobleza.
A LA MUERTE DEL LEAL
«Leal» era un animal
que hacía honor a su nombre;
un can perfecto, ideal,
bastante amigo del hombre
que lo sabía acariciar.
De una enfermedad fatal
murió el pobre animalito
y no se volvió a escuchar
aquel tan popular grito:
-Ven aquí, picho, «Leal».
Su dueño, carácter rudo,
pero de mucha nobleza,
de pena se le hizo un nudo
aguantando su tristeza
que yo no sé como pudo.
No faltan amigos crueles,
que en vez de aplacar su pena
y a su dolor serle fieles,
lo zahieren y envenenan
con sus bromas de cuarteles.
¿No comprendéis que está mal?
¿No veis que está dolorido?
¡A qué esa burla fatal
si el pueblo entero ha sentido
no escuchar..., ?Picho, «Leal»!
LAMENTABLE ERROR
De Priego unos camareros
los contrató una señora,
para servir con esmero
en un banquete de boda
celebrado en el Cañuelo.
Montaron con gran presteza
y buena mantelería
las seis o las siete mesas,
platos y cristalería
mucho pan, vino y cerveza.
Una vez hecho el montaje,
les dieron habitación,
para cambiar de ropaje
limpio y blanco camisón
corbata de lazo y traje.
Estando en la habitación
mientras regresa la novia,
se echaron de una loción
que en un tarro de colonia
estaba sobre un arcón.
Se empaparon la cabeza
y echaron en el pañuelo:
querían servir una mesa
como nadie en el Cañuelo,
con olores de grandeza.
Pero el error fue fatal.
¡Por sentirse «Pachulines»,
en vez de bien, huelen mal,
pues se echaron los orines
que tenían que analizar!
?Adarve?, número 92, 4 de julio de 1954.
?Adarve?, número 93, 11 de julio de 1954.
?Adarve?, número 95, 25 de julio de 1954.
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