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11. ANIMALES MALTRATADOS
Los animales domésticos también se llevan su parte.
© Enrique Alcalá Ortiz
El estado de violencia al que nos hemos acercado, ejercido en broma o en serio donde hemos visto abundantes muestras, se extendían a otras parcelas del vivir diario. Los animales domésticos no se escapaban a este existir de maltrato y muchas veces de exterminio como solía pasar con los perros y los gatos, a lo que hoy se le cuida y se les mima, como a las personas.
Por fortuna, el número de coplas que han llegado a nuestras manos no son muchas para consuelo de sociedades protectoras de los animales. Es más, en una de ellas, es el animal quien al verse acosado da coces, aunque no para atacar, sino para defenderse, por esta razón, casi, casi, se le puede perdonar:
Maldita sea mi burra
que me pegó una patá ;
si no me hubiera arrimao
no me hubiera hecho na.
En la siguiente y última, más que un maltrato es un deseo, usado como recurso dentro del tema de la copla:
Con el zape, zape, zarape,
madre, péguele usted al gato
que se ha querido comer
la suela de mi zapato.
La suela de mi zapato,
la tireta de mi camiseta;
tú me das con tu lindo vestido,
yo te doy con mi linda chaqueta.
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