-
03. PAN, ACEITUNAS Y HUEVOS
Los alimentos básicos.
© Enrique Alcalá Ortiz
El pan al que hoy tantos ascos se le hace porque nos destroza la línea anhelada que con los años vamos perdiendo, era entonces, junto con el aceite, el alimento básico, caro y escaso, pero que no podía faltar nunca en una mesa. Se sigue usando con los mismos tópicos que hasta ahora hemos visto.
Con sentido picaresco y de fina gracia, con la intención de hacer reír al auditorio:
Mi suegra la guiñaposa
siempre viene cuando amaso;
si viniera cuando cierno,
le tiraría el cedazo.
*
Cuando paso por tu puerta,
llevo pan y voy comiendo
pa que no diga tu madre
que con verte me mantengo.
*
Ya no quiero más pan tuyo
que es amarga corteza;
ni más amores contigo,
los que he tenido, me pesan.
El valor de este alimento básico se pone de manifiesto en estos consejos.
Como sustituto de un novio para aquella mocita que no lo tiene:
Mocitas, si queréis novio
hacedlo de pan y queso,
porque los niños de hoy
dicen que no están por eso.
Se compara con la palabra más grande, el amor:
El amor es como el niño
que se enoja y tira el pan;
y en haciéndole un cariño,
se lo come y pide más.
Sirviendo inteligentemente para aplacar el ladrido de los perros, y al mismo tiempo como lección de lo que debemos hacer ante la amenaza y la violencia:
Si oyes ladrar a un perro,
un consejo te voy a dar:
en vez de tirarle piedras,
dale un pedazo de pan.
Las aceitunas, el otro alimento básico de la dieta mediterránea, se usan como regalo cuando hay buenas relaciones:
Como sé que te gustan
las aceitunas,
debajo de la puerta
te meto algunas.
O como insulto, cuando se ha fracasado en las relaciones, poniéndose de manifiesto, al mismo tiempo, el maltrato a la mujer, un asunto tan de moda en los medios de comunicación de hoy:
Ven acá membrillo corcho
y aceituna zapatúa,
permita Dios que te cases
con uno que te sacúa.
Y como complemento, los huevos que sirven como medicina para aclarar la voz, ronca de tanto canto, o como broma de pícaro:
Ahora sí que canto claro,
porque me he comido un huevo
que me dio una serrana
al pasar un arroyuelo.
*
¿Sabes a lo que me atrevo,
moreno, por tu querer?:
a comerme un par de huevos
fritos en una sartén.
2438 Veces visto -
|