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07. EL AMERICANISMO COLONIAL
Las colonias americanas y el Cancionero.
© Enrique Alcalá Ortiz
Los nombres de los últimos vestigios de ese americanismo allende del mar se habían de recoger por este pueblo que lo cantaba todo, penas y alegrías. Filipinas, Puerto Rico y sobre todo Cuba han estado en nuestro cancionero hasta nuestros días, aunque se hicieron independientes en las postrimerías del siglo anterior,
Se aluden para llevar aguardiente a los soldados que luchan contra los insurrectos; el hecho de marcharse a esa guerra era casi sinónimo de no volver a España ya nunca más y si volvía era muerto de hambre; para indicar la larga distancia que nos separa; para contar penas de amor...
Niña cantinera,
si vas a La Habana
a llevarle a los soldados
el aguardiente de Ocaña,
niña cantinera,
si vas a La Habana.
-A La Habana me voy yo.
- Mira qué lejos te vas.
- No te vayas a La Habana,
mira que no vuelves más.
que te van a dar un plante
si no te lo han dado ya.
Chata, no tienes narices
porque Dios no te las dio:
que a Cuba se va por hombres,
pero a por narices no.
Palomita mensajera,
tú que vas cruzando el mar,
dile a mi amor que está en Cuba
que si me ha olvidado ya.
Soy un pobre afilaor
que ha venío de La Habana
y traigo para vender
las tortas americanas.
Yo pensé ganar contigo
un pueblo como La Habana;
lo he venío a perder to
de la noche a la mañana.
Ya no quiere mi madre
que yo vaya a Madrid,
porque dice que tengo
los amores allí.
Los amores allí,
eso no puede ser,
más allá de Linares
tengo yo mi querer.
Más allá de Linares,
más allá de Aragón,
más allá de La Habana
tengo mi corazón.
Un hombre vino de Cuba
en el día que llegó,
por darle un beso a su novia
un bocao le tiró.
El aguardiente de Ocaña
lo llevan a Puerto Rico,
y repican las campanas
como si fuera el obispo.
Soy soldado de marina
y en la gorra llevo el ancla;
me marcho pa Filipinas,
no pierdo las esperanzas
de ver tu cara divina.
Lleva la novia un traje
que es de percalina,
que le costó tres ochavos
allá en Filipinas;
mantón de bayeta
que en la Gloria
le costó a peseta.
Mi marido fue a las Indias
para acrecer su caudal...,
trajo mucho que decir,
pero poco que gastar.
Mi marido fue a las Indias
y me trajo una navaja,
con un letrero que dice:
"Si quieres comer, trabaja".
Ni la Veracruz es cruz,
ni Santo Domingo es santo,
ni Puerto Rico es tan rico,
ni la Habana vale tanto.
Como variante tenemos:
Chato, no tienes narices
porque Dios no te las dio:
a Roma se va por todo
pero a por narices no.
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