Por Enrique Alcalá Ortiz

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 Me gusta verte en el mar

de tus primeras sonrisas

que mis gozos sean las brisas

que te vengan a adorar.

Siempre te quiero evocar

sin aires de melodrama.

Busco el limpio panorama

del sosegado arrebato

y que en nuestro concordato

tú seas mi soberana.