11.23. EL SALADO: un escándalo de más de 6000 metros cuadrados
© Enrique Alcalá Ortiz
Cogí el carro de mi oro acumulado
y lo puse a la intemperie;
a pesar de su brillo
incorruptible
la vergüenza codiciosa
le puso rojo de vergüenza.
Con todo, las guerras de color
estallaron con otras excusas.
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