© Enrique Alcalá Ortiz

 Las personas que aquí veo

son gente de la Coral,

las que de forma triunfal

regalaron El Bateo,

llenando el Coliseo

con un éxito arrollador.

Nunca se hizo mejor,

ni se formó tal bullicio,

ya que el arte y el oficio

dieron brillo a su labor.

Los laureles en su frente

son honores a porfía,

es PRIEGUENSE  en este día,

será PLATA, en el  siguiente.

Tiene historia suficiente

y currículo exagerado

por las veces que ha cantado

música sacra o profana

con alegría o desgana

en la iglesia o en el tablado.

En el año del Quijote

hicieron su quijotada,

desenvainaron la espada

y sobre alazanes al trote

nos metieron en el lote

del más hábil buhonero

un PRIEGUENSE postinero

y el resplandor de la PLATA.

¡Premiaron su caminata

en este mes de febrero!

Si las luces del solsticio

iluminaron al Coro

fue por su vivir sonoro,

por su largo sacrificio,

por su constante servicio

a la cultura cantada.

Regalaron su balada

con todo desprendimiento.

Y hoy, el agradecimiento

en esta alegre jornada.

Después de este banquete

y de las tantas lindezas

que resaltan las proezas

de esta Coral de copete,

cantaremos el motete:

Por ser unos chicos excelentes,

por ser unos chicos excelentes,

por ser unos chicos excelentes

y siempre lo serán?

todos los aquí presentes

y los que fueron y no están.

Por este gran alegrón

que la condecoración

trae con tan dulce sonido,

para ellos, palmas os pido

que salgan del corazón[1].

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