© Enrique Alcalá Ortiz

203

Se me ha abierto la herida

que pensaba ya cerrada

me causó tu despedida.

204

Eres un usado sello

que quieres pegarte a todo,

mas te falta pegamento.

205

Ayer al verte de nuevo

después de pasarlo juntos,

mi rescoldo se hizo fuego.

206

Tengo un deseo muy grande:

cuando te enamores tengas

de mis penas, la gigante.

207

Como la rama en la alberca

tengo que entrar en tu casa

sin pasar una vergüenza.

208

No me atrevo ni a mirarte

porque me deslumbró ver

las penas que me mandaste.

209

Te perdí porque no puse

todos mis cinco sentidos

en el amor que te tuve.

210

Porque todos son así,

los amores que te tuve

y que tanto padecí.

211

Un nido para vivir

yo voy buscando con ansia

desde el día que nací.

212

No me diste la limosna

que tanto necesitaba.

Ahora mismo me sobra.

213

Tú continuabas sabiendo

que si proseguías era

porque te estaba queriendo.

214

¿Qué pasa que no te pones

delante de ese espejo

que retrata tus pasiones?

215

Si tu belleza maldita

me enfureció como un toro,

ahora soy una vaquita.

216

Comprendo que tú no quieras

saber noticias del hombre

que te regaló mil penas.

217

Barrieron los sentimientos

que siempre tú me tuviste

porque no había dinero.

218

No tiene  comparación

el rojo de la amapola

con el rojo del pudor.

219

Mira lo que ahora yo hago:

quiero olvidarme de ti

cada vez que me emborracho.

220

Ordené que no parara

este deseo caliente

antes de que comenzara.

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