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06. PASEANDO POR EL SOL (II)
Soleares del amor primero.
© Enrique Alcalá Ortiz
102
Puedo decirlo una vez.
Pudo decirlo dos veces.
Puedo llegar hasta tres.
103
Me descubriste tu cúspide.
Pero estaba tan difícil
que escalarla nunca pude.
104
Me quedé con tu sustancia.
Desde entonces soy yo otro
y se me nota en la cara.
105
Me quedé con tu sonrisa.
Por eso pareces triste
desde aquel remoto día.
106
Deseos que me maltratan
y se enfangan de moral
que me dieron en la infancia.
107
Se enlazaron nuestras manos.
Se enlazaron nuestros ojos.
De esta forma nos quedamos.
108
Yo no miro para atrás.
La lucha de cada día
me da la felicidad.
109
Como una concha de mar
te cierras cuando me acerco
sin que te pueda tocar.
110
Aunque procuro olvidarte
en cuanto yo abro los ojos
te encuentro en cualquier parte.
111
Me señalan tus defectos,
pero me ocultan la envidia
que tienen porque te quiero.
112
Te entregué mi patrimonio
para que pongas en mí
siempre tus hermosos ojos.
113
En la fuente la Salud
me declaré aquel buen día
con muy poquito de luz.
114
Mariquilla, Mariquilla,
¿en la puerta de tu casa
esperas que te lo digan?
115
Me detuve en la Baranda.
Sentado sobre sus bancos
te contemplo cuando pasas.
116
Aunque tú hables a los lejos
el aire me trae a mí
volando tus pensamientos.
117
Ya no te suspiro más.
Mañana cuando te vea
me tengo que declarar.
118
Te facturé con dos sellos.
Te puse doble valor
para que fueras más lejos.
119
Te escondías en mi cuerpo.
Y yo intentando encontrarte
dentro de mi pensamiento.
120
Me llevaron ante el juez
porque cometí el delito
de quererte sin querer.
Y me puso de condena
que te siguiera queriendo
mientras cumplía mi pena.
Mas no la llegué a cumplir.
Amnistiaron el delito
de querer sin consentir.
121
Compañerita de penas:
¡qué triste mi corazón
cuando sólo se pasea!
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