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21. TU SOLITARIO DE NORMA
Y los poemas: 22. Figuraciones vulgares. 23. La diadema que te falta. 24. Trabajo. 25. Esfuerzo de retroceso.
© Enrique Alcalá Ortiz
Mucho más te planteabas
tu solitario de norma ultimada
y usada en cuandos y cuantos
que han sido en actuaciones pasadas
y de ahoras callados.
Muchos luegos de esa cerradura
que no se abre
con la llave universal de salidas sin forraje.
Piénsalo, piénsalo,
que no hay nadie que te cure
esa curiosidad repetitiva y asonante.
A pesar de todo, mucho está bien
si ese rápido volver
de siempre a ningún todo
se convierte en ganancia-pérdida de tiempo
y en la constante que ahora sentimos.
Mucho nada, de entradas a vacíos
que parecen signos de preguntas encadenadas
y ensartadas.
Y, ¿quién habla de eso?
Sin muchos más,
muchos luegos,
muchos nada.
Siempre es lo mismo.
22. FIGURACIONES VULGARES
Al final tendrás
que mirar esas sonrisas
que maquillan las cartas boca abajo,
porque para perder
nadie las pone boca arriba.
Un darse la mano con el dorso.
Y mirarse esa espalda invisible
que nunca vemos.
Quedamos hoy en vernos el día de ayer
para figurarnos nuestras vulgaridades,
y las sorpresas explosionaron.
Un darse los picos con la cola
y repetir el enmohecido uso
de caricias lejanas, distantes, rítmicas.
Al final tendrás las venas abiertas
llenas de soledad y divorcio.
Enloquece, de una vez,
y pon la nariz entre los ojos.
23. LA DIADEMA QUE TE FALTA
Me dejaron delante sin imaginarme.
Y ya está.
Sin fronteras que marquen límites.
Ni territorialidad en que asentar mis defensas.
Ni formas en las que colocar ideas inéditas.
Usa tu paso, pero no andes.
Conoce las disculpas de así y menos,
pero al caminar no pises.
Si plumas de ave te dieron,
úsalas para hacerte la diadema que te falta.
Es de escalofrío estar delante
sin saber la tela de que está hecha.
Ni el soplido para apagar ese zanja inoportuna.
24. TRABAJO
Te pasa lo que a mí
en tu planteamiento.
¡Ese trabajo que para comer hacemos!
Pues las comprobaciones de forma
nunca progresan,
ni compensan,
por su hecho de equipo pálido.
¡Ese trabajo que me incordia con su pico!
Con anterioridad,
otro ayer salió a la calle
logrando sin quererlo ser original
en su forma de gestión cándida.
¡Ese maldito trabajo sin fin!
Tu juguetonería natural
con los ecos sembraba algún ancestral ascetismo,
sin llegar a grupo de representantes
sindicales, sindicados,
con los que todo quedó cerrado.
Aunque siempre un golpe de hígado
me es ingrato.
¡Cómo hablar de otro
si cuando hablo de mí
no comprendo!
Ese maldito trabajo de deformación
te cansa como a mí, ¿verdad?
25. ESFUERZO DE RETROCESO
Tú y tu esfuerzo continuado.
Si después continúa.
No te importe retroceder
ni parar el reflujo.
El movimiento es infinito
en su inquietud parada.
Y no tiene savia de otoño que la detenga.
Si después prosigue,
¿a qué todo eso?
Sin viento de renovación todo permanece
en ese esfuerzo continuado.
Di tú y tu gastada espátula
si después prosigues
en ese carrusel que se muerde la cola
de su movimiento ondulado.
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