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05. LA CANCIÓN DE UN ÁNGEL
Presentaciones.
© Enrique Alcalá Ortiz
Se oyen cánticos de gloria
por las naves de la iglesia.
Caras de ángeles sonríen
en cada una de sus bóvedas.
Se oyen cánticos de gloria
por las naves de la iglesia.
Es la voz de un pregonero
que ensalza la realeza
de esta celestial imagen
que con las manos abiertas
favorece a tantos hijos
que en su capilla le rezan.
Un discurso que en voz alta
como paloma aletea
sobre el fervor de este pueblo
que al escucharlo hace fiesta
y al comprender su sentido
se sumergen en la arena
azahares gregorianos
que viajan en las mareas
transbordando hasta los cielos
en un ramo de violetas
las súplicas y oraciones
de unas almas que son buenas.
La Virgen como una virgen,
con suma delicadeza,
sabiendo de quién proceden,
mientras las coge, las besa.
Todos los ángeles puros
miran su cara risueña
y la luz que se desprende
donde su ósculo pusiera.
Los ojos no resistían
su fuerte fosforescencia.
Se oyen cánticos de gloria
que poco a poco se alejan.
Soledad, ya no estás sola,
pues pregonan tu nobleza,
tu santidad limpia y pulcra.
Si te coronan de reina,
seguirás siendo la madre
que cuida de sus ovejas.
Soledad, ya no estás sola,
pregonan tu realeza
en tu ara hombres de roca.
Si centenarios contemplan
varones que te crearon,
olores de primavera
por tu regazo se extienden
abrazando tu silueta.
Si coronas te colocan,
serás más madre que reina.
Si coronas te colocan
sobre tu suave melena
siguiendo breves papales
tu mirada nos recuerda,
que antes serás una madre
y después serás la reina.
Se oyen cánticos de gloria
por las naves de la iglesia.
Es la voz de Ángel Aroca
que nos habla de una reina,
que con la mirada baja
a los fieles embelesa.
Si el maestro de maestros
se viene por esta tierra,
algo grande ha de pasar
para que él se llegue a verla.
La corona de una Virgen
que brilla como una estrella
es el motivo que ahora
nos hace estar junto a ella.
Y si Ángel Aroca Lara
nació en apartadas tierras
encontró paz y posada
en planicies cordobesas;
desde Córdoba lejana
a esta Soledad se llega
con su palabra vibrante,
con recursos de poeta,
con un timbre tan sereno
que ya para sí quisieran
los susurros de los ríos
o el trueno de las tormentas.
Las imágenes de Priego,
y de Andalucía entera,
se nutren de sus estudios,
saben mucho de su ciencia,
de sus profundos trabajos
que deslumbran como gemas
a los ojos que los leen,
pues sin verlas, las contemplan.
Si Ángel Aroca Lara
se viene por esta tierra,
oiremos bellos pregones
y acordes finos de orquesta
para esta Soledad madre,
que coronamos por reina.
Leída en la presentación de Ángel Aroca Lara, pregonero de la Coronación de la Virgen de la Soledad. Priego de Córdoba, 11 de junio de 1994. Publicada en el libro Crónica del IV Centenario. Priego, 1994.
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