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09. SIEMPRE FUISTE ADMIRACIÓN (I)
Soleares de amor.
© Enrique Alcalá Ortiz
200
Cada vez que me acercaba
los colores me salían
y las piernas me temblaban.
201
Contraté a un profesor
para que me diera clases
de la vida y del amor.
202
No te di consentimiento
para que hicieras conmigo
el perrito que estoy hecho.
203
De la flor no tengas celos
pues desprendes más olor
que centenares de pétalos.
204
Yo tengo que darte dos
por una que tú me diste.
Que no deseo favor.
205
Mi problema principal
cuando te miro de frente
es que no te puedo hablar.
206
Sin decirme adiós te fuiste.
Todavía estoy esperando
en el sitio que me viste.
207
Sacerdote que te besa
en esa consagración
que indiferente desprecias.
208
Sacerdote que te ofrenda
deseos a borbotones
en la misa de mis penas.
209
Más rajas que un mueble usado
tiene mi resentimiento
por las penas que me has dado.
210
Hacer como que tú estás,
aunque muy lejos te encuentres
y no te pueda abrazar.
211
Las calores del verano
se me cuelan en el cuerpo
cada vez que yo te llamo.
212
Perdóname ya mujer.
Te enamoraste de un hombre
que no te supo querer.
213
Has de ser para la gente
una persona perfecta.
Para mí, lo más corriente.
214
Se fundieron nuestros cuerpos
en un fuerte testimonio
y perpetuo sentimiento.
215
Yo no puedo más que ser
el poeta que te cuente
las penitas del querer.
216
Y que no te puedo ver
lo que tan guardado tienes,
cuyo secreto yo sé.
217
Y me importan tres pepinos
que no tengas los deseos
que tienen todos los vivos.
218
El recibo que firmaste
lo tengo en la caja fuerte
por si quisiera cobrarle.
219
Porque te tengo enlazada
me dices que puedo hacer
lo que suelta me negabas.
220
En un cuaderno pequeño
fui yo anotando los días
que me quitabas el sueño.
221
A mí no me da vergüenza
decir que cuando deseo
lo hago con todas mis fuerzas.
222
La luna se avergonzó
de lo que el lunes pasado
nos vio hacer a los dos.
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