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1. VIAJE AL NO HAY NADA, NADA
Primera parte: Oliendo yerba.
© Enrique Alcalá Ortiz
Hilachos. Tejido en rueda
que allí me coloca presto
Movimientos tan deformes.
Crispaciones de mi cuerpo.
Sobredosis inyectadas
en los acás de mi tiempo.
Fulgor que da fuertes luces.
Chupetones de humo negro.
Mi caballo colocón:
jinete de los momentos
solos y a solas. También
estrellita de destellos.
Furia espantosa. Tan fría
que cabalga en mis adentros,
formando ensoñaciones,
ya despacio, ya corriendo.
Viaje al no hay nada, nada.
Camino sin alas, vuelo.
Irrepetible no hay más
de esperanzas y deseos.
Furia apagada. Ponerse,
emborracharse ya, en serio.
Tomar confianza, amistad,
con el placer traicionero.
Tejido en estas pupilas
que se van adormeciendo.
Hilachos, suaves hilachos,
que me postran en los sueños.
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