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10. CASI UNA NUBE (X)
Poemas: 46. Soy cobarde. 47. Rojo, roja, rojos, rojas. 48. Tú reinas. 49. De añoranzas. 50. Amores marchitos.
© Enrique Alcalá Ortiz
46. SOY COBARDE
¿Si es verdad
que te quiero,
por qué no me llego a ti?
Soy cobarde.
No lo dudes,
de tus tiernas caricias,
de tus bellas miradas
no soy digno.
Todo arde
en mi pecho
y sin embargo,
así soy yo.
Siempre seré
como hoy,
un cobarde y...
nunca tus besos gustaré.
No me esperes
más. Mañana
como hoy será
y hoy es como ayer.
Soy cobarde y...
yo lo sé.
47. ROJO, ROJA, ROJOS, ROJAS
Rojos tienes tú los labios.
rojos de pasión y amor.
Rojas, las mejillas rosas,
rojas de joven pudor.
Rojo es el sol que te mira,
y roja te pones tú.
Rojo de sangre el deseo,
en tu roja sangre azul.
Roja tienes tu alma blanca,
roja de un rojo arrebol.
Rojos son tus ojos verdes,
y rojo tu corazón.
Roja se pone la luna
al verme rojo por ti.
Rojas las aspiraciones
que rojas salen de mí.
48. TÚ REINAS
Cuando tus ojos
lean los míos.
Cuando tus manos
estreche yo.
Cuando del alma
de mujer salga
el primer soplo,
su último sí.
Lo más seguro
es que tu anhelo
sea mi anhelo
y que tu amor
sea mi amor.
Cuando yo pueda
mirar tu cara
y un limpio espejo
encuentre en ti,
lo más seguro:
nuestras miradas
busquen su abrigo
en lo profundo
del corazón.
49. DE AÑORANZAS
La dulzura de tu cuerpo dormido
en las manos del viento prisionero
hacen de tu alma, gusano pionero,
mariposa gusanil del olvido.
La dulzura, una duda y un sentido
que brotaron de tu mirar primero,
machacaron jugos del limonero
agrio y amargo, que para mí has sido.
Agua fría del mar salado, ¿por qué
su mirada en mi sentido encerraste,
si sabes que para siempre ya no es?
Apenas si llegada la cuidaste...
Jamás pudo de mis labios saber
la enorme pasión que la profesaste.
50. AMORES MARCHITOS
Los amores de mi vida
el viento se los llevó
dispersándolos por tierra,
la mar, la luna y el sol.
Mis bellos amores secos,
los que el viento me segó,
me dejasteis la tristeza
de un querer que se murió.
Los amores de mi vida,
sombrajos de mi invención,
perdieron brillos vitales
y apagaron su frescor.
Aquellos amores míos,
los que el tiempo me secó,
por mi existencia han pasado
como pasa un resplandor.
Cuantos amores sembrados,
lleno de sana ilusión
desperdigados se encuentran
en la tierra y en el sol.
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