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05. VEINTICINCO AÑOS ES NADA
Bodas de colores y de plata.
© Enrique Alcalá Ortiz
¡Ay, qué se casan los novios,
y después de tanto tiempo!
Por exceso de trabajo
apenas yo tuve tiempo
de haceros un buen romance
para vuestro casamiento.
Veinticinco años es nada,
apenas sólo un momento
en la vida que seguro
durará casi un milenio.
Tantos años, día a día,
entre risas y contento,
entre penas, discusiones,
entre delicias y besos,
con sus lluvias y sus soles,
forman la historia de amor
que mis ojos fueron viendo.
Cómo os llegó la cigüeña,
Viki, una hija primero;
de segundo, está Aurori,
y Paulinín, el pequeño,
pero el más alto de todos,
aunque los tres son portento
de ingenio y de belleza...
porque heredaron lo vuestro.
Que la fortuna os inunde
desde el suelo hasta el techo
el nido de vuestro amor.
Y en ese inundamiento
sepáis a flote salir
Luego en el camino diario
logréis arribar a puerto.
Vuestros hermanos y padres,
sobrinos y amigos vuestros
se emocionan este día
dándoos miles de besos.
¿De plata? ¿De oro? ¿Platino?
¡Qué nos importará eso!
Que vuestras vidas sean bodas
y esas bodas sean cielos
donde juntos disfrutéis
hasta que lleguéis a viejos.
Nos queda daros las gracias
por este sublime almuerzo...
y cuando pasen los años
y estéis cercados de nietos
todos juntos nos veamos
aquí... comiendo de nuevo.
¡Ay, qué se casan los padres,
y después de tanto tiempo![1]
Creada después del salmón y antes del cordero de la comida del 25 aniversario de boda de Victoria Ordóñez Cruz y Paulino Muñoz Sánchez.
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