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01. CARMELO
Nacimientos y bautizos.
© Enrique Alcalá Ortiz
Porque somos muy felices,
porque estamos muy contentos,
con un poco de paciencia
y un poco de estar atentos,
quiero contaros a todos,
los que hoy me estáis oyendo
en este día gozoso
el porqué estamos comiendo.
Y lo quiero hacer muy breve
con unos muy largos versos.
El parto
Pasó en un lunes muy frío,
es decir, en el de enero,
a eso de la media noche,
cuando descansan los cuerpos,
cuando la luna aparece
y empezamos con los sueños,
Inma comenzó a tener
unos dolores tremendos
que le subían y bajaban
desde los pies al cerebro.
"Ay", -entre gritos exclamaba-.
"Ay, que hoy aquí yo me muero."
Todo era llanto y dolores...
¡pero es que estaba pariendo!
Sus padres corren que corren
sus padres andan corriendo.
A don Antonio Ortega
-que es un versado partero-
lo llaman para que venga,
no deprisa, más corriendo.
Casi tres horas estuvo
con los pies cerca del cielo.
Y al cabo de otras pocas
la cabeza fue saliendo.
Después de varios tirones
salió todo el cuerpo entero.
Sus dos abuelas se abrazan
y rezan diez padrenuestros,
al ver que el bebé que llora
era un agraciado nieto
Dichas, gritos y alegrías
por el hospital se fueron.
Don Antonio y doña Luisa
-qué buena noche tuvieron-
alivian con un suspiro
el éxito del evento
Esto pasaba a las ocho
y pico, si bien me acuerdo
de un día tres que ya es
desde hoy, grato recuerdo.
El sol ya estaba alumbrando
entre las nubes de fuego.
La sociedad
Los teléfonos despiertan:
¡Inma ya tuvo el primero!
La nueva de boca en boca
como si fuera un reguero.
El hospital se abarrota
de "paisas" y forasteros,
todos a ver a ese mozo
que los reyes nos trajeron.
¡Qué de regalos, mi madre!,
¡cuántos regalos le hicieron!
De flores, como un vergel;
de juguetes, un ropero;
de bombones, hasta ayer
hemos estado comiendo.
¡Y además dicen que trae
bajo el brazo, un pan tierno!
El padre
De Torrequebradilla viene
el que ejerce allí de médico.
Es muy natural que venga,
es el padre del mozuelo.
La felicidad y dicha
hacen que crezca mil metros.
(Pero hay lenguas habladoras
que no paran un momento,
pues dicen que alegre está,
porque tiene un coche nuevo.
Yo no quiero ni pensarlo.)
Sigamos de nuevo el cuento.
Los abuelos
Pasados algunos días,
llegan al Ayuntamiento
y en el Juzgado le ponen
como nombre, el de Carmelo
como un monte de Israel,
un nombre santo, yo creo,
como el que siempre llevó
su buen abuelo paterno.
Y de segundo José,
como su abuelo materno.
Cada uno le da un Molina,
y así todos tan contentos.
Un Molina era muy poco
que dos Molinas le dieron,
a este Carmelo José
que ya está para comérselo.
El niño
Cada vez que lo veamos
dos kilos haga de peso
este chiquillo que ya es
lo más bonito de Priego.
Esto no lo digo yo,
sino los que han ido a verlo,
que lo decían en alto
con un corazón sincero.
Cuando las cosas se ven
es justo reconocerlo.
Y por eso es de justicia
recordarlo en este tiempo
para que se quede escrito
y lo sepa el mundo entero:
es un hermoso chiquillo,
lo más bonito de Priego.
Ay, Carmelillo Molina
que ya está para comérselo.
Enhorabuena pareja,
digamos con voz de trueno,
que sigan viniendo más,
que no sea este el primero,
el que ahora bautizamos,
sino el primero de ciento.
Qué aquí estamos nosotros
hasta que venga el postrero.
Para loar el bautizo,
toditos juntos brindemos,
pues el que antes era moro,
es ya hoy un cristiano viejo.
Lo demuestra ese faldón
que le han puesto de su abuelo
de encajes y chantillí
a mi ahijado Carmelo[2].
Fue recitada en el bautizo de Carmelo Molina Molina, hijo de Manuel e Inmaculada.1984.
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