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9. LA VUELTA
© Enrique Alcalá Ortiz
Suben agujas hasta el cielo
porque necesitan coger
el algodón moreno
que se mueven allí en lo alto.
Los resoplidos de los despertares
se desparraman en cascada de murmullos
y reposan en la plaza
a tomar el sol matutino.
Hace un momento
los desayunos
tomaron asiento en los estómagos abotonados.
Es un lunes de risa
de esos que dan asco.
Ya las ovejas
se fueron del redil
que dispersa máquinas de chocolate.
Todas juntas van sin cabezas.
Se las dejaron a los olorosos cabreros
para hacer las lamparillas
que usarán en sus cavernas de desesperanza.
Vaya tarde
de la mañana íntima,
del amanecer primero.
(Por beberse la copa de un árbol
han castigado a una pata de conejo
a que vuelva a donde estaba,
pero el dueño no la conoce
porque ya le gusta vivir desmembrado.)
Se pasean las muecas
en los hábitos de las hambres madrugadoras
que acallan el lunes que sólo es viernes.
Viernes sin protección,
lleno de calvarios,
calvo de cruces.
Graderío de bostezos
que se escapan en busca
de una puerta sin hojas
para ser prisioneros sin cadenas.
Helos, ahí,
bebiéndose sus sueños.
Renunciando a su dicha.
Chupándose sus dedos
con las manos metidas en los bolsillos.
Y con los pies rascándose
el lanudo cuello encarnado.
Con la soporífera droga
han llegado a un punto de embriaguez
que es cuestión de análisis
pues el alcohol no existe.
Helos, ahí,
arribistas de empleos codiciados.
Ferroviarios que comen cal viva
y por la noche van en busca de gatos
que tengan cinco patas de más.
La vuelta
al paseo carcelario
para hacer reflexiones de piernas
y flexiones de conciencia.
Antinomia de libertades
presas en las desmadradas jornadas
de una educación carente
de sentido humano
y falta de humor divino.
Cerebros que se han lavado
con el detergente
de la cultura,
de los usos,
de las religiones,
de la política.
Que se han lavado
en la lavadora de los tiempos perdidos.
Y ahora, ¡a callar!
¡A callar!
Y acallar los suspiros
porque la antología se extingue
y además porque llegaré tarde,
y despedirán
a los que no sepan
hacer risas con sus tripas.
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