-
12. ROMA, CABEZA DEL MUNDO
© Enrique Alcalá Ortiz
Aquí reside el gobierno
y el imperio de los papas,
por eso acude la gente
para chupar de la tarta.
Hay millares de políticos
y mucho más de jerarcas
con sus coches elegantes
y sus costosas sotanas.
El gran Coliseo Flavio
era visita obligada,
por ser la obra señera
de la cultura pagana.
Vendedores de recuerdos
sus tenderetes levantan
y mancebos de soldados
ceñidos con rojas capas,
con cascos en las cabezas
y en la cintura la espada,
se acercan a los turistas
y con ellos se retratan.
Vespasiano logró hacer
una obra muy celebrada
donde duros gladiadores
unos con otros luchaban
o con las fieras salvajes
a las que muerte les daban.
Otras veces, en sus fiestas
celebraban las naumaquias,
se inundaba el Coliseo
y con barcos se enfrentaban.
O hacían carrera en carros
para ver quien la ganaba.
Por dentro es una belleza
más grande que nuestra plaza,
pero en vez de ser redonda
tiene una forma almendrada.
En los siglos de abandono
disipó su exuberancia,
pero sus restos conmueven
por su figura gallarda.
Para descansar un rato,
nos sentamos en las gradas;
otros hacían sus fotos
subidos en las barandas
para observar el conjunto
en toda su panorámica.
Continuamos en los foros
al que Romano se llama
siguiendo en los Imperiales
pues ambos se dan la cara.
Palatino, el Capitolio
y el Esquilino los guardan.
En sus restos, la ciudad
del César es conservada.
Palacios, vías, mercados,
columnas igual que palmas,
como aquella de Trajano
que luce tan bellas tallas;
el arco de Constantino
y domus como el de Flavia;
majestuosos templos, pórticos,
y de vestales las casas.
Basílica de Majencio
el que en Milvio disipó
el reino en una batalla.
El día del Coliseo
hubo colisiones varias.
La primera colisión
la tuvimos a la entrada.
Un grupo se coló dentro,
mientras el otro miraba
y paseaba por fuera
con la carita arrugada.
Pasada casi una hora,
y viendo la gamberrada
nos dieron opción a entrar
por unos euros de nada.
Los jubilados son gratis
para no gastar la paga.
Perdimos casi una hora
de ver esta ciudad santa.
Y no me gustan las pérdidas,
yo sólo juego a ganancias.
Otra colisión tuvimos
en la gira que nos daban,
mientras el bus dulcemente
por las vías circulaba,
un motorista alocado
en la cola nos besaba.
La colisión no fue grave
y sin sangre en la calzada,
sólo abolladuras chicas
y muy encendidas palabras.
El tráfico de Roma es
como el ovillo de Ariadna.
Muchos se saltan las normas
y así pasa lo que pasa.
Uno de los del conjunto,
mientras torcía la cara,
dijo casi a voz en grito
para que se le escuchara
a la vez que se subía
en una columna muy alta:
- Esto tendrá mucha historia
no dudo que aquí se guarda
un extenso patrimonio
de nuestra cultura humana
pero estoy negro por dentro,
marchémonos a una plaza
que yo quiero humedecer
lo seco de mi garganta.
Y hacia las plazas marchamos
a la vez que unas chicharras
daban un vivo concierto
subidas en unas ramas.
Unos tordos con el ruido
al ver su siesta turbada
formaron un revoleo
y desplegando sus alas
levantaron fugaz vuelo
para evitar la algazara.
Las plazas de esta ciudad
hay despacio que mirarlas,
pasearlas muy tranquilo,
y contemplarlas con calma.
En la Plaza Barberini
un tritón sopla la aguas
encima una caracola
con escudo decorada.
En la Plaza del Popolo
- que es elíptica y muy amplia-,
el obelisco Flaminio
en el centro se nos alza.
Muy cerca Santa María
que tan bellos frescos guarda.
La linda Plaza Navona
con su forma abarrocada
se decora con tres fuentes:
Fuente del Moro, Neptuno,
-igual tenemos en casa-
y la Fuente de los Ríos
Ganges, Nilo, de la Plata
y el por último el Danubio.
Y nuestra Plaza de España
con su forma de clepsidra
es decir, carillón de agua.
Es única y pintoresca
su soberbia escalinata,
su espigado obelisco
y Fuente de la Barcaccia.
Y ya que hablamos de fuentes
la que se lleva la palma
es la Fontana de Trevi,
famosa donde las haya.
Todo el que visitó Roma
arroja aquí sus nostalgias,
en multitud de monedas
que se ahogan con las aguas.
Muy cerca suena alboroto.
De las trattorias se escapan
olor de pizzas cocidas,
y sabores de empanadas
con color de vino tinto
cultivado en la Campania.
Una voz varonil mientras,
con viejo violín de nácar
y recia voz de barítono,
va recordando a su mamma,
y cantando por las calles
un aria de La Traviata.
En Roma hay muchas iglesias
dignas de ser visitadas
Como el rancio Panteón
donde los dioses estaban,
con frontón de bronce en oro
y cúpula de naranja.
San Juan de Letrán, la antigua,
con su imponente fachada.
La Mayor Santa María
y los mosaicos que guarda.
La de San Pedro in Vincoli
donde metidas en caja
se conservan las cadenas
que al buen San Pedro apresaran,
donde vemos el Moisés
que Miguel Ángel tallara.
San Pablo Fuori le Mura,
y la anticuada Vía Apia;
las profundas catacumbas
bajo el suelo soterradas.
Además tienen palacios
y museos a paladas.
Pero lo más luminoso,
aquello que más resalta,
lo que aun está por encima
incluso de las galaxias
con una belleza única
tanto mayor que la Alhambra
es Ciudad del Vaticano
la residencia del Papa.
La gran Plaza de Bernini
es enorme panorámica
de orgullosa arquitectura
con soberbias columnatas
formadas por cuatro filas
y ciento cuarenta estatuas.
Cerrando todo el conjunto,
la majestuosa fachada
con su gigantesca cúpula
la mayor de las logradas,
con cinco puertas de acceso
siendo una de ellas la Santa.
Tan grande es el interior
que cabría una montaña.
Gigantescas son sus naves,
enormes muchas pilastras.
Y bastante arte admirado
por su belleza que espanta
La Piedad de Miguel Ángel,
-es su única obra firmada-;
y la tumba de San Pedro,
quizás las más venerada;
el famoso baldaquín,
y la más famosa cátedra;
un gran altar de los papas
la Confesión de Maderno
con noventa y nueve lámparas.
Los museos vaticanos
son cuantiosos. Allí guardan
todo lo más admirable
que los artistas crearan.
Por citar, esa capilla
que Sextina nos la llaman
donde solo Miguel Ángel
sin ninguna otra compaña
creó esos frescos sublimes
más brillantes que las llamas.
Descansamos con los cuadros
expuestos en las estancias
que el Papa Julio Segundo
a Rafael encargara.
La más pequeña nación
que se encuentra en los mapas,
centro de la cristiandad
y residencia del Papa
deja pasmado a cualquiera
y lo llena de nostalgia.
Una foto nos hicimos
con dos de sus lindos guardias
que al ver que éramos de Priego
nos presentaron sus lanzas.
Es Roma Ciudad Eterna,
con Roma nada se iguala.
El mundo fundió sus bronces
para construir las campanas
que repican por las tardes
en todas las espadañas.
Roma de los mil caminos
entre colinas guardada.
Roma, Roma, caput mundi,
pero igualmente una llama.
El imperio te dio cuerpos
y el cristianismo las almas.
Por eso tú eres eterna,
por eso nada te iguala
Tú, Roma de los sollozos
fundidos en las fontanas.
Arrivederci, te grito,
Arrivederci, sultana,
a pesar que no quisiera
de mis ojos brotan? lágrimas.
Roma de los mil caminos
entre colinas soñada?
2444 Veces visto -
|